El reloj marcó las 11:45 AM en el panteón Sanctórum, ubicado en la delegación Miguel Hidalgo. Afuera, antojitos mexicanos y el olor de las flores de cempasúchil, penetrante, rodeaban el lugar.

 

Dentro, gente de la tercera edad sentada en las orillas de un pozo de agua. Algunos visitantes se acercaron a una manta colocada en la entrada del cementerio, para escribir las enseñanzas que sus fallecidos les dejaron.

 

En el lugar, se escucharon los sonidos de una tuba y un tambor que tocaron para los asistentes, mientras algunas familias llenaron de flores las tumbas y otras guardaron silencio frente a sus difuntos.

 

A las 12 del día el calor aumentó. Los vendedores de dulces recorrieron los caminos. Los trabajadores del lugar llevaron botes de agua en sus hombros, y algunos niños disfrazados de calaveras brincaron sobre los árboles.

 

Bocinas, marimbas y grupos de mariachis acompañaron a quienes acudieron a visitar las tumbas de sus parientes. Sonaron canciones como Un puño de tierra, Sí me llevas contigo, Amor eterno y Caminos de Michoacán, las cuales fueron entonadas por las personas ahí presentes para recordar a sus seres queridos.

 

Uno de los cuidadores del panteón aseguró que a siete horas de que se hubiera abierto el panteón, ya se había registrado el acceso de 10 mil visitantes.

 

 

 

*edición impresa 24 Horas

 

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