Madrid. – Recolocando su vida fue cómo María Gallay decidió poner en marcha su particular “terapia contra el caos”. “Siempre se me dio bien ordenar. Es como instintivo, veo el sitio adecuado para cada cosa”, comenta la autora del libro “El poder del orden”. Dejó su trabajo habitual y empezó a poner orden en las casas de sus amigos.

 

Aumenta tu tiempo de ocio, ordena

 

A pesar de su habilidad, reconoce que “no es fácil ordenar. El espacio es finito y el tiempo del día para ordenar es finito. No hay coordinación entre el espacio y las cosas”, comenta esta especialista del orden.

 

“Necesitamos menos tiempo para gestionar. Hay que tener en cuenta que las cosas trabajan para nosotros, no al revés”, dice Gallay.

 

Asegura que mayor espacio no garantiza un orden mayor ni mejor. “Llenar porque cabe es un pecado que comete todo el mundo. Si la barra de tu armario tiene 80 centímetros, no caben 80 perchas”, comenta.

 

“El umbral del orden y del desorden es muy subjetivo encuentras tus cosas y tu te manejas”, comenta Gallay, pero advierte de que la mala gestión de las cosas o tener demasiado alberga consecuencias: “No monetizamos el tiempo que invertimos para ordenarlas y tampoco que tenerlas en orden nos ahorra dinero, porque invertimos menos tiempo en buscarlas”.

 

10 tips que te ponen el armario en orden

 

Asegura que hay gente que acaba comprando algo que ya adquirió en otro momento porque no lo encuentra. “Nos pasamos la vida recogiendo y, a su vez, es un desgaste mandar recoger. No hay una conexión de energía que puedes ahorrar y la tranquilidad que genera”, dice Gallay.

 

A ello se suma que si permaneces en un lugar “caótico tu cerebro no piensa”, argumenta para tipificar 10 pasos con los que todos podemos ponernos manos a la obra.

 

1. Plantearse un objetivo razonable. Toda la casa de una vez no. Una sola habitación, un cambio de armario, los juguetes de los niños… empieza por ser una opción.

 

2. Vacía el armario, el cajón o rincón. No dejes nada para así poder empezar de cero, eso sí teniendo en cuenta la ropa que puede estar en el tinte, en la lavadora o la de fuera de temporada, que también cuenta.

 

3.Clasifica. Todas las camisetas de tirantes en un lado, otras de manga corta, jerséis o cualquier otra prenda que esté doblada.

 

4. Selecciona y quita excedente. Si tienes debilidad por un color, seguro que entre esas camisas o camisetas hay alguna en peor estado y, si no es así, piensa en qué cantidad razonable puedes quedarte. Lo que ya está amortizado y lo que no te va sobra.

 

5. Elige un sitio práctico para cada cosa. Es la clave para que el orden se mantenga solo. Que sea accesible y un sitio lógico para que todo el mundo deduzca que está ahí.

 

6. Adapta el espacio a tus cosas. Si las reglas “cómodo, lógico y práctico” no se cumplen configura el espacio para conseguirlo.

 

7. Anticípate al caos. Piensa antes. Trata de pensar también en las personas que utilizaran las cosas. Un perchero para tu hijo si no alcanza, no tiene sentido.

 

8. Etiqueta. Si los cambios solo están vinculados a ti no es necesario, pero si compartes espacio las etiquetas ayudarán a la otra persona a conocerlos y recordarlos.

 

9. Dona, regala, tira. Llega hasta el final y sacalas de casa el mismo día de crearlas y prohíbete volver a revisarlas. Centraté en lo que te quedas.

 

10. Prémiate haciendo algo que te guse, porque te has esforzado. Disfrutarás porque la diferencia es rotunda. El espacio libre y la comodidad son elocuentes.

 

La especialista María Gallay recuerda que valen las mismas reglas y métodos para todas las edades. “Aunque no todos tenemos el mismo umbral del orden y desorden”.

 

ERM