Desde hace 12 días y después de ir a trabajar y a la escuela, Carmen se dirige al albergue de la delegación Benito Juárez, ya que su hogar quedó inhabitable, después del sismo de 7.1 de magnitud, ocurrido el 19 de septiembre pasado.

 

Al terminar su jornada laboral, de cinco horas, la estudiante de Ingeniería en Sistemas se dirige al que será su hogar por tiempo indefinido: el albergue instalado en el deportivo de la demarcación, ubicado en la calle de Uxmal 807 B, colonia Santa Cruz Atoyac, donde pernoctan 45 familias afectadas por el temblor.

 

Alrededor de las 22:00 horas, la joven de 23 años de edad llega al inmueble, donde es recibida por un grupo de voluntarios que celebra su llegada y la acompaña al mostrador de registro, donde le otorgan un brazalete de acceso.

 

Posteriormente, un doctor revisa su estado de salud, con el fin de evitar algún riesgo de contagio en el lugar.

 

Después de aprobar la revisión médica, camina rumbo a la cancha de duela del deportivo, donde la esperan su mamá y su hermana, la cual arrulla a su hijo en un moisés, que le donaron en un centro de acopio.

 

Luego de pasar 15 minutos platicando con su familia, un voluntario del albergue se acerca a Carmen para ofrecerle de cenar: un plato de mole con arroz y chocolate caliente, ya que en el sitio se siente frío, aunque ahí pasan la noche alrededor de 300 personas.

 

Mientras cena, Carmen, quien residía en el edificio de Xola 32, esquina con Galicia, hace su tarea y alista sus útiles en su mochila; su escuela, ubicada en la colonia Juárez, reinició clases el lunes pasado.

 

A unos metros, alrededor de 20 niños juegan con una pelota, decenas de padres de familia platican sobre el sismo del 19 de septiembre que enlutó de nueva cuenta a la capital. Conversan sobre colchonetas. Algunos se quedaron sin hogar y otros sin vivienda temporalmente, como ocurrió con el edificio de Carmen, cuya restauración duraría un año, según, dijo, estimaciones de personal de Protección Civil.

 

Cuando el reloj marca las 23:30 horas, se alista para dormir, pero antes se acerca a un pequeño altar, donde reza, entre lágrimas, y le pide a “Dios por su familia y por el bienestar de los damnificados del sismo”.

 

Después de dormir cinco horas y media, se despierta, junto con otras personas que se alistan para ir a trabajar o a la escuela, se forman para bañarse en las regaderas del deportivo, mientras los voluntarios y algunas comunidades cristianas sirven de desayunar.

 

Pero como la estudiante entra a las siete de la mañana al colegio, guarda su desayuno en su mochila, mientras recibe la bendición de su madre. Acompañada de tres jóvenes que también van a clases, se despiden de casi todos los damnificados del albergue, los cuales, aseguró, son su “nueva familia”.

 

 

Vecina de Iztapalapa arma protesta temporal; Rechazan desalojo

Al menos cuatro personas acusaron que se ordenó su retiro del albergue instalado en el deportivo Benito Juárez, ubicado a un costado de la sede delegacional.

 

“Me informó recursos humanos del albergue que tenía que buscar mi reubicación. Me salí (del lugar) a respirar y luego ya fueron más personas (cuatro) las que salieron.  Una persona que no me conoce me dio la casa de campaña; ayer (martes) pasé la noche aquí. Hicimos una protesta, no paramos tráfico, sólo semáforos informativos”, dijo Lourdes Barrera, quien dijo era habitante de un edificio de la colonia Mexicaltzingo, delegación Iztapalapa; e indicó que logró su reingreso.

 

La delegación rechazó la instrucción de desalojo alguno y dijo que hasta el momento seis mil personas han sido atendidas en dicho albergue.

 

con información de Diana Benítez

*edición impresa 24 Horas

 

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