El Instituto Nacional Electoral y los órganos electorales estatales engordarán las carteras de los partidos políticos.

 

Se embolsarán casi 13 mil millones de pesos en financiamiento público en 2018 para lograr la elección presidencial y otros puestos.

 

Si en las recientes elecciones intermedias con menos dinero se les hizo bolas el engrudo, qué pasará ahora que recibirán esta cifra millonaria.

 

Sólo los partidos políticos viven años de bonanza a pesar de su mala reputación.

 

En México todo tiene un precio, y ese precio lo determinan los líderes enamorados del cargo.

 

Por unos millones, los partidos se unen a la celebración del envidiable crecimiento económico, mientras los trabajadores están en jaque y los líderes sindicales, más ricos; o bien, celebran el combate al narcotráfico, pero así como se cierra el camino al narcotráfico, también se cierra el camino a quienes buscan empleos o un salón para seguir estudiando o una clínica para curarse.

 

Los partidos políticos no han aprendido de los errores pasados y nos llevan de nuevo a donde no queremos volver.

 

En 2018 estará en juego un todo, y no la suma de partes.

 

Esperamos se restauren el bienestar, tan largo como sea posible, y el Estado de Derecho que se necesita en México.

 

Sin embargo, la corrupción y la impunidad, entre otras cosas, tienen a los partidos políticos contra las cuerdas.

 

Dudo que, con los casi 13 mil millones de pesos, los partidos puedan poner fin al resentimiento de quienes votarán en 2018.

 

La percepción para millones de pobres y hambrientos es que con los partidos políticos se pasa de la esperanza a la desesperanza.

 

Pero eso no es todo.

 

Falta por sumar los millones de pesos por los miles de spots en radio y televisión que los partidos políticos no pagan; los millones de pesos de financiamiento privado legal; los millones de pesos de financiamiento ilegal y los millones que llegarán del desvío de recursos públicos que siempre se dan, aunque siempre se nieguen.

 

Esta suma nos daría más-menos 100 mil millones de pesos. Nada más cercano a la realidad.

 

Así las cosas, mientras la Secretaría de Hacienda anuncia un presupuesto austero y un posible recorte de 80 mil millones de pesos, los partidos políticos tendrán recursos que superan toda expectativa.

 

Milonga: ¿cambio de señales en el Gobierno de la CDMX? Las miradas están sobre José Ramón Amieva Gálvez, secretario de Desarrollo Social, quien sería el relevo de Miguel Ángel Mancera, una vez que deje la Jefatura de Gobierno de la CDMX. Los hermanos Luis y Julio Serna seguirán como hasta ahora, muy cercanos al doctor Mancera. La moda de los chalecos con el color del partido político es ridícula y costosa.

 

caem