A veces los milagros llegan en pares: la Bundesliga tendrá dos exponentes por demás inesperados en la próxima edición de la Champions League; por un lado, el Red Bull Leipzig, representando a la extinta Alemania Oriental desde el opuesto (cerca del inmenso monumento a Marx, el futbol más capitalista con un club que lleva en el nombra una marca multinacional); por otro, el TSG 1899 Hoffenheim, proveniente de una aldea de 3,300 habitantes, aunque prototipo de los equipos del futuro.

 

 
La fulgurante historia del RB Leipzig, fundado en cuarta división en 2009, queda corta si se compara con la del Hoffenheim: club más antiguo que los gigantes Bayern Múnich o Borussia Dortmund –nacido en 1899–, aunque confinado al más discreto plano por un siglo.

 

 
En apenas 19 años, el Hoffenheim ha escalado desde la novena división, categoría semiprofesional y regional, primero hasta estabilizarse en la Bundesliga y ahora hasta el boleto para jugar la próxima Liga de Campeones de Europa. Detrás hay mucho más trabajo e innovación que derroche o casualidad.

 

 
Dietmar Hopp jugó como delantero del 1899 TSG, cuando no se trataba más que de un cuadro perdido en el futbol cuasi amateur del suroeste del país. Impensable destino, su mayor suerte fue no lograr seguir una carrera profesional; ese futbolista frustrado pronto se convirtió en uno de los mayores genios en la historia reciente de la creación de software en Alemania; fundador del gigante SAP AG, valuada en miles de millones de dólares, con una fortuna personal superior a los 5 mil millones de dólares, como propietario Hopp devolvería al Hoffenheim lo que ni siquiera soñó en darle con goles.

 

 
Por un lado, el estadio que lleva su nombre y que costó un monto impensable años atrás para esta entidad; por otro, y mucho más importante, la tecnología de SAP AG que ha convertido a su cantera en la más productiva de la Bundesliga. Gracias a sus aplicaciones, metodología, herramientas, los adolescentes que pasan por ahí, disponen de mejores métodos de detección, mayor perspectiva de desarrollo, más precisos mecanismos de monitoreo, que los de ningún otro sitio en Alemania (por ende, acaso que en ningún otro sitio del mundo).

 

 
Como sea, Hopp habrá sabido que si su empresa SAP tardó en fructificar, lo del Hoffenheim no podía funcionar de inmediato o por mera generación espontánea. Todavía durante la temporada pasada, el club estuvo a un punto del descenso; salvado por Julian Nagelsmann, el DT de menor edad en la historia de la Bundesliga, hoy es una oncena joven y respaldada por la academia que aporta a más elementos a las selecciones inferiores teutonas.

 

 
El mismo torneo predecible con la enésima coronación consecutiva del Bayern, ha tenido su cuota de sorpresa con sus plazas de Champions. ¿Sorpresa? A la luz de un futbol germano-oriental casi inédito a tres décadas de la reunificación o de un equipo que ha escalado ocho divisiones desde una aldea de 3,300 habitantes, más bien milagro. Y los milagros, como se ve, en ocasiones brotan en pares.

 
Ahí estarán en la Champions el pequeño que tiene estructuras futuristas de gigante y el comunista que más bien es toda una oda al capitalismo neoliberal.

 

 
Twitter/albertolati

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