La Arena O2 de Londres fue el escenario donde la industria británica de la grabación rindió homenaje póstumo al legendario David Bowie, durante la entrega número 37 de los Brit Awards, donde obtuvo dos de las preseas más codiciadas. Bowie obtuvo los premios de Mejor Solista Masculino Británico y Mejor Álbum Británico del Año por Blackstar.

 

 
“Si David pudiera estar aquí hoy, probablemente no estaría aquí hoy”, dijo el actor Michael C Hall cuando subió a recoger uno de los premios expensas de “un hombre que nunca estuvo atado a nada más que a una imaginación sin fronteras”. Por su parte, el hijo de Bowie, Duncan Jones, recibió el premio al Mejor Álbum dirigido a su padre. “Él siempre estuvo allí para apoyar a la gente que es un poco rara, un poco extraña, algo diferente”, dijo.

 

 
En otro de los momentos emotivos de la noche, el antiguo compañero de George Michael en Wham!, Andrew Ridgeley, apareció para rememorar al malogrado “ícono de una era, una supernova se ha extinguido en el firmamento de las estrellas. Parece que el cielo entero se ha caído”, declaró Ridgeley antes de dar paso a un montaje musical en homenaje a uno de los músicos que marcaron el pop de los 80.

 

 
La gala, en la que actuaron Katy Perry, Bruno Mars y Robbie Williams, entre otros, estuvo dominada por el recuerdo a algunas de las estrellas que han muerto los últimos meses.

 

 
La banda The 1975, con su álbum I like it when you sleep, for you are so beautiful yet so unaware of it , se impuso en la categoría de Mejor Grupo Británico.

 

 
Adele fue reconocida como Mayor Éxito Global del año, un honor que aceptó mediante un vídeo grabado con antelación, mientras que el ecléctico Rag’N’Bone Man fue proclamado el artista revelación de la temporada.

 

 
Una de las que dio qué hablar fue Katy Perry, quien con su tema

 

 
Chained to the rhythm cargó el escenario de contenido político al aparecer junto a ella dos marionetas vestidas con trajes similares a los que lucían el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera ministra británica, Theresa May, en su encuentro en la Casa Blanca en enero.