El trabajo realizado por Arturo Olivé y la oficina de la National Football League en nuestro país fue tan arduo y tan bueno durante los últimos ocho años, que la recompensa fue un segundo juego en tierra azteca. Y no es cualquiera, pues tendremos en el Estadio Azteca a los probables campeones y en una de esas, al quarterback más ganador de todos los tiempos en cuanto a trofeos Vince Lombardi.

 

 

Pero hay que reconocer que fue un trabajo en conjunto y que en buena medida se lo debemos a la extraordinaria afición mexicana que domina el futbol americano y tiene grandes conocimientos de uno de los deportes más complejos de comprender, pues son muchas reglas y cada fanático entiende casi todas, pues son vitales para juzgar a los referees cada domingo.

 

Sabia decisión de Mark Davis, propietario de los Raiders, quien se dio cuenta del éxito, financiero y deportivo del pasado Monday Night en el Coloso de Santa Úrsula. Pero la buena relación entre propietarios hizo que Robert Kraft, su contraparte de Nueva Inglaterra, alzara la mano para disputar un juego más de temporada regular en suelo nacional.

 

Es de verdad extraordinario darse cuenta que a pesar del poder económico de Londres para tener cuatro juegos al año, en México se encuentra la segunda afición más grande al deporte de las tacleadas, y por lo tanto la NFL ya se percató que sería un error dejar de traer partidos a un mercado conocedor, ávido de experiencias y que consume el producto por su tremenda calidad y la gran diversión que significa toda la semana previa a los duelos.

 

Si el 21 de noviembre pasado los Raiders paralizaron la capital mexicana, no me queda la menor duda que cuando los Patriotas lleguen a México será una locura absoluta. Y no será la primera visita de Nueva Inglaterra, pues el 17 de agosto de 1998 los pudimos ver en el Azteca, pero no eran ni la mitad de populares que son ahora.

 

No tenían ni un Vince Lombardi en sus vitrinas y ahora que tienen cuatro, probablemente cinco, han ganado muchos aficionados. Sí, jóvenes, pero son escandalosos y no les importa alardear del amor a su equipo y cada día es más común ver productos de la franquicia en las calles.

 

En el pasado Lunes por la Noche hubo algunos episodios penosos, como el grito típico contra los porteros en el pambol que tanto molesta a la FIFA y que ha traído varias multas, o el láser en el rostro de Brock Osweiler, pero  ahora tendremos la oportunidad de redimirnos y demostrar que los aficionados al americano tenemos más modales que los de la pelota redonda. Por lo tanto, hay que aprovechar y seguir dándole motivos a la NFL para no abandonar jamás a México. Cuento los días para volver al Estadio Azteca y vivir la magia de la NFL y ver a dos equipos que seguramente volverán a ser contendientes por el título.