LA HAYA. Un escáner 3D del esqueleto de un cocodrilo egipcio, que tiene más de 2.500 años de vida, revela la existencia de al menos 47 bebés momificados de forma individual incrustados dentro del cuerpo del animal gigante.

 

Según explica a Efe la investigadora del Museo de Leiden, Lara Weiss, se trata de un descubrimiento “sorprendente y extraño” en un animal de 3 metros de largo, que ya ha sido sometido a decenas de pruebas anteriores.

 

La tomografía, que muestra a la perfección lo que se esconde en el interior del animal, fue realizada por la empresa sueca de tecnología Interspectral, capacitada para llevar a cabo escáneres tridimensionales avanzados.

 

La cocodrilo madre, indica Weiss, fue momificada usando trozos de madera, de lino, tallos de plantas y cuerda.

 

No obstante, la experta no se explica por qué hay decenas de pequeños cuerpos dentro del animal y duda de que las 47 pequeñas momias sean hijas propias de la mayor.

 

“Quizás no había cocodrilos grandes suficientes en el momento en el que se estaba realizando la ofrenda”, aventura la experta, que recuerda que un cocodrilo puede poner entre cincuenta y sesenta huevos.

 

Los restos del animal portador fueron localizados por egiptólogos en el desierto de Al Fayum, al sur de El Cairo, una región conocida por su culto al cocodrilo.

 

En una exploración de rayos X realizada en la década de los noventa, los expertos aseguraron que el cuerpo tenía dentro solo dos pequeños cocodrilos que pensaron que probablemente eran hijos de la madre.

 

RAY coco

 

“En las pruebas que se han hecho con anterioridad, no se podía distinguir bien la presencia del medio centenar de bebés, parecían simplemente dos grandes bultos”, especifica la experta.

 

Este escáner 3D también revela que cada uno de los pequeños cocodrilos fue momificado de forma individual antes de ser introducido en el cocodrilo más grande, momificado también.

 

La explicación de esta “extraña momificación”, según la investigadora, es que se trata de una “ofrenda al dios cocodrilo Sobek”, encarnación del reptil que navegaba por las aguas del río Nilo y que era adorado, respetado y temido por los antiguos egipcios.

 

Además, este descubrimiento que implica a cocodrilos bebés y mayores, añade, confirma la creencia de los antiguos egipcios en la resurrección, la vida después de la muerte.

 

“Es muy raro y fue totalmente inesperado, y eso lo hace mucho más interesante”, asegura sobre un animal tan adorado como temido por los antiguos egipcios.

 

El cuerpo del cocodrilo se encuentra en el Museo Nacional de Antigüedades de Leiden desde 1828 y está en exhibición en sus galerías egipcias.

 

“La exploración del cocodrilo tenía el objetivo de tomar nuevas fotografías del animal para una exposición llamada autopsia virtual interactiva“, reconoce Weiss, y añade que “nadie sospechaba lo más mínimo” sobre este descubrimiento.

 

El museo ha puesto una “autopsia virtual” a disposición de los visitantes, que utilizarán una gran pantalla táctil para descubrir las características físicas y el proceso de momificación.

 

Además, podrán analizar cada parte del animal y tener un primer plano “detallado” y en formato interactivo de los envoltorios de los restos momificados de los pequeños cocodrilos.

 

Este es el segundo caso conocido en el mundo de un cocodrilo momificado que conservaba un número tan grande de cuerpos de crías.

 

En 2010, el Museo Británico también reveló detalles sobre la vida, la muerte y la última comida -una vaca cuyos restos aún seguían en su estómago- de una cocodrilo madre con 20 crías incrustadas que había sido localizada en Kom Obmo, un templo al norte de Asuán.

 

La momificación de estos cocodrilos, destino final que también tuvieron muchos animales del antiguo Egipto, es entendida como un regalo a los dioses, a cambio de protección o como creencia en la vida después de la muerte.

 

 

OR