El gobernador del Banco de México, que en los últimos años se ha especializado en asuntos meteorológicos porque lo mismo pronostica tormentas tropicales que huracanes y “tsunamis” financieros, anunció urbi et orbi que a nuestro país se lo podría llevar la… tristeza si no reestructuramos nuestras finanzas (para que sean sanas y con menor déficit), diversificamos nuestro comercio internacional y ajustamos los fundamentales de nuestra economía.

 

¡A ver, doctorcito! Exclaman los perplejos, quienes exponen: durante varios años usted, como secretario de Hacienda y después como gobernador del Banco de México, al igual que varios funcionarios del gobierno, banqueros nacionales e internacionales, empresarios… han presumido que las finanzas públicas están sanas y robustas; que los “fundamentales de nuestra economía” son tan sólidos como el acero y muchas otras cosas bonitas. ¿Y ahora nos dice usted que nada de eso era cierto y que debemos prepararnos para lo peor? ¡Pues qué burla, qué engaño, qué poca…!

 

El doctorcito Agustín y otros funcionarios del gobierno insisten en que si queremos salir de “jodidos”, lo mejor es diversificar nuestro comercio internacional. ¿Y cómo podemos conseguirlo? Preguntan los observadores, quienes reflexionan sobre el delicado asunto:

 

Antes de que ganara Donald Trump, todos estaban felices porque México había firmado el Tratado de Asociación Transpacífico (TPP), en el cual participan otros 11 países, y que representa, según los especialistas, cerca de 40% del PIB mundial, 25% del comercio mundial; es destino de uno de cada cuatro dólares de los flujos mundiales de la IED, en tanto que sus 12 socios albergan 11.5% de la población mundial, y un mercado regional de más de 800 millones de consumidores potenciales.

 

Pero nadie esperaba que el Presidente electo de Estados Unidos anunciara que “le iba a dar cuello” al TPP, o sea que Estados Unidos no iban a participar, por lo que toda esa felicidad se derrumbó, aunado al hecho de que el “loquito pata suelta de la derecha estadunidense” amenaza con renegociar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, lo que nos podría poner “a parir chayotes” porque estamos en riesgo de no tener un TPP como el que presumían ni un TLC como el que tenemos desde hace más de 20 años.

 

Los especialistas del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República nos ilustran con las siguientes cifras, para que “le vayamos tentando el agua a los camotes” si Trump cumple sus amenazas: el mercado de EU es, ha sido y será el principal destino de las exportaciones mexicanas. Desde la implementación del TLCAN, México ha incrementado su participación de mercado como proveedor de importaciones desde aproximadamente 6% en los albores de los años noventa a 13.2% en 2015, sólo después de China (21.5%) y la Unión Europea (19.0%). México es hoy el tercer proveedor al mercado de EU y el TPP le permite a nuestro país estar en mejores condiciones para mantener su participación en ese mercado e incluso mejorarla. Tanto México como los otros 10 socios de EU tendrán condiciones preferenciales para acceder a ese mercado. Es cierto que las ganancias pueden ser marginales, pero eso no las hace despreciables, agregan los susodichos especialistas. México no es un exportador líder en esta región asiática ni un destino prioritario para las inversiones de estas naciones. De hecho, en 2015, las exportaciones de México a sus socios asiáticos del TPP (Australia, Brunéi Darussalam, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam) sumaron cuatro mil 989 millones de dólares (mdd), lo que representó apenas 1.3% de sus exportaciones totales al mundo.

 

¡Todo se derrumbó, pues!