Hoy Teléfono Rojo tiene dos noticias.

 

La primera:

 

El domingo próximo, el presidente Enrique Peña Nieto confirmará lo sabido con César Camacho, lo dudado con Manlio Fabio Beltrones y lo certificado con Enrique Ochoa Reza:

 

Es el amo del PRI.

 

Dueño absoluto de sus decisiones, de sus giros políticos, de las próximas postulaciones para gobernadores del Estado de México, Coahuila y Nayarit, de los métodos para seleccionar candidatos.

 

Con tal jerarquía encabezará la instalación del llamado VI Consejo Político del PRI, un cuerpo integrado con personal desconocido, pero al gusto de él y, obvio, de Ochoa Reza.

 

Sus consejeros se encargarán de lo natural en el partido:

 

Aprobar todas las iniciativas.

 

Aplaudir el discurso del presidente Peña Nieto.

 

Votar la selección de quienes el comité –o sea, el Presidente de la República– haya decidido como contendientes del PRI en las próximas elecciones.

 

Y, al final de cuentas, dejar a la suerte de la voluntad unipersonal del futuro del partido en el gobierno y cuyas tendencias, al margen de las encuestas pagadas para el Estado de México, le son desfavorables al gobierno y al partido.

 

Humberto Moreira no será candidato

 

Hay muchas justificaciones para la participación de Enrique Peña.

 

Fíjese usted qué paradojas.

 

Ernesto Zedillo marcó la llamada sana distancia mientras hacía del PRI cera y pabilo y preparaba la alternancia en la Presidencia a favor de Vicente Fox y del PAN.

 

Llegó Manlio Fabio Beltrones y cambió el paradigma: el líder del PRI es el Presidente de la República y el PRI está para impulsar y defender sus políticas.

 

Hoy, Beltrones es ignorado mientras el PRI se vuelve juguete presidencial y le prepara un papel de pacotilla: informar quiénes serán los abanderados priistas.

 

Pero ésa fue la primera noticia de hoy, dijimos.

 

La segunda: el gobierno decide hundir a los Moreira.

 

Lea con cuidado:

 

El ex gobernador y ex dirigente nacional priista Humberto Moreira trae todas las tendencias a su favor y él quiere ser candidato a presidente municipal de Saltillo, una vez más.

 

Ganaría con 70% de los votos o más.

 

Pero no será.

 

Sea orden presidencial, sea decisión personal de su hermano Rubén Moreira –yo creo en esta versión–, pero Humberto se quedará con la esperanza de ser candidato una vez más.

 

Osorio Chong y su influencia con Peña

 

No es una decisión fácil la de Coahuila.

 

Enrique Peña reconoce en Humberto Moreira a un gran operador político –el mayor ahora, digo yo– sin cuyo apoyo difícilmente se hubiesen facilitado muchas cosas.

 

Su postulación al interior del PRI –Manlio Fabio Beltrones detentaba el aparato partidista–, su inercia de victoria tras arrasar en Michoacán, el Estado de México, Coahuila y Nayarit en 2011 y armonía entre los grupos de poder del tricolor.

 

Pero en diciembre de 2011, cuando todo avanzaba muy bien y el gobierno de Felipe Calderón se lanzó a destruir a ese gran manejador electoral, de repente las encuestas afectaron a Peña Nieto.

 

En tres días perdió seis puntos y Miguel Ángel Osorio Chong de plano lo retó:

 

-Si no cambias a Humberto vas a perder.

 

Y con dolor, Peña se deshizo de Moreira.

 

Éste se fue al ostracismo y ahí seguirá… por ahora.