Las elecciones en Estados Unidos dejan un gran ejemplo de la democracia moderna. La madrugada de este miércoles la gente en Washington salía de restaurantes y bares sorprendida de los resultados, sin embargo no había muestras de división entre quienes apoyaban a Hillary o a Trump.

 

Y quizás es porque los efectos de Trump los sentiremos más los mexicanos y aquellos países que poco a poco iremos observando la transformación de Estados Unidos.

 

Si bien un grupo de dreamers (estos jóvenes que entraron siendo niños indocumentados a Estados Unidos) se manifestaba a un costado de la Casa Blanca, durante las primeras horas de ayer, el resto de la capital estadunidense se mostró tranquila.

 

Más aun cuando Hillary Clinton decidió salir en su primer mensaje tras su derrota, en los cafés la gente miraba las pantallas y escuchaba atenta cómo ella le deseaba éxito a Donald Trump.

 

“Espero que sea un Presidente exitoso para todos los estadunidenses”, afirmaba Clinton, mientras algunos ciudadanos empezaban a sollozar. “Lamento no haber ganado las elecciones… y pese a que esta derrota duela, nunca dejen de creer que luchar por lo que es correcto merece la pena”, manifestó, al tiempo que varios aplaudían en las cafeterías de la capital norteamericana.

 

Minutos después, el presidente Barack Obama señaló que no era un secreto que tenían algunas diferencias y le deseó una transición sin problemas.

 

“Una transición pacífica es el pilar de nuestra democracia, y en los próximos meses lo demostraremos… He dado instrucciones a mi equipo para que ésta sea una transición exitosa”.

 

Las pocas manifestaciones que se observaron en Estados Unidos sólo fueron en Nueva York y Chicago, el resto de los americanos se dedicaron a reflexionar los resultados.

 

No por ello deja de haber una comunidad preocupada, sobre todo una comunidad hispana que no tiene documentos, que trabaja formalmente y que teme que el llamado sueño americano termine; esos hispanos despertaron con un fuerte malestar y preocupación por sus familias, pues aseguran muchos de ellos llevar toda una vida en la Unión Americana.

 

Lo interesante es que pese a la promesa de Trump de deportar a más de 11 millones de personas, republicanos y demócratas coinciden en que no hay sistema que aguante tantas deportaciones masivas; no sólo ponerlo en ejecución, sino completarlo en los 18 meses que el mismo Trump señaló como plazo durante la campaña.

 

De acuerdo a diversos abogados radicados en Washington, existe todo un proceso específico de deportación que indica la ley. En el que la autoridad tiene que localizar, arrestar, procesar, brindar audiencias, presentar argumentos ante jueces y permitirles una legítima defensa, situación que para el nuevo Gobierno de Estados Unidos significaría una gran inversión o pérdida financiera.

 

Como dato interesante destaca que el Departamento de Seguridad Nacional reconoce que los centros de detención, por ley, tienen una capacidad mínima diaria de 34 mil camas, equivalente a 0.3% de los 11 millones de indocumentados.

 

(@osdtagle)