Decenas de miles de manifestantes pidieron hoy nuevamente en Seúl la dimisión de la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, a raíz de un escándalo de corrupción que involucra a una confidente suya acusada de influir en asuntos de Estado y apropiarse de fondos públicos.

 

Unos 43.000 manifestantes, según la policía de la capital, y unas 100.000, según los organizadores, se congregaron en el centro de la ciudad para participar en la protesta, para la cual se desplegaron unos 20.000 efectivos policiales.

 

Esta es la última de una serie de manifestaciones en contra de la presidenta, que en la última encuesta goza apenas de una tasa de aprobación del 5 por ciento, el menor nivel registrado jamás por un jefe de Estado surcoreano.

 

Un tribunal de la ciudad autorizó hoy que los manifestantes pudieran marchar por la capital, puesto que hasta el momento las fuerzas de seguridad solo habían permitido una concentración que impedía a los participantes desfilar a lo largo de un recorrido predeterminado.

 

La protesta tiene lugar después de que esta semana la fiscalía acusara a la amiga y confidente de Park, Choi Soon-sil, de 60 años, de un delito de abuso de poder y de apropiación de fondos públicos, entre otros cargos.

 

Se cree que Choi, que no tiene cargo oficial alguno, influyó en una serie de decisiones de Park (que llegó al poder en febrero de 2013), tuvo acceso no autorizado a documentos presidenciales y modificó importantes discursos de la mandataria.

 

También se sospecha que la mujer forjó un esquema para que grandes empresas donarán fondos a dos fundaciones públicas, de cuyos activos se habría apropiado parcialmente.

 

La mujer permanece detenida mientras los fiscales rastrean sus documentos y cuentas bancarias.

 

Choi Soon-sil es hija del fallecido líder de una secta religiosa que se convirtió en el mentor de Park hace décadas.

 

La relación entre Park, hija del dictador Park Chung-hee (que gobernó entre 1961 y 1979), y el líder religioso comenzó cuando ésta contaba solo 22 años y después de que la madre de la hoy presidenta, la entonces primera dama Yook Young-soo, fuera asesinada por un pistolero simpatizante de Corea del Norte en 1974.

 

El vínculo aparentemente se estrechó aún más cuando el propio Park Chung-hee fue asesinado cinco años después por el jefe de su aparato de inteligencia.