Leyes del SNA son “una simulación”

 

Las Leyes Secundarias del Sistema Nacional Anticorrupción, son una farsa y una simulación del Sistema Político mexicano, consideró Wilbert Torre, autor del libro Panamá Papers. El Expediente Mexicano.

 

En el texto, el periodista relata, a partir de casos y situaciones que parecen aisladas y en consecuencia poco comprensibles, qué es la corrupción política en este país; pone al descubierto, a través de tres décadas de gobiernos mexicanos, sobre qué vías transita la corrupción legal y porqué cada vez son más los mexicanos que deciden sacar su dinero de México y depositarlo en estos grandes paraísos fiscales, a través, incluso, de un marco legal a modo convirtiéndolos en episodios oscuros, inmorales, antiéticos de transferencia de dinero, en muchos casos de las arcas públicas, tal como lo señaló en una Plática de Café.

 

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¿Qué son los paraísos fiscales?

 

Son territorios absolutamente discrecionales y cerrados a cualquier auscultación. Desde el hecho de que si llegas ahí y pretendes transferir o meter un fondo de inversión de mil millones de dólares, puedes hacerlo bajo la más absoluta discrecionalidad, sin que nadie te pregunte de dónde proviene el dinero, y si quieres sin dar tu nombre ni ningún otro tipo de documentos. Es decir, puedes utilizar si quieres un prestanombres. Esto representa la gravedad de la oscuridad y de la discrecionalidad detrás de los paraísos fiscales.

 

Porque es dinero que puede ser de procedencia ilícita, porque en un paraíso cabe dinero bueno, malo, regular. Es un hecho que gran parte del dinero que llega a los paraísos fiscales es de los países del tercer mundo, de los países en desarrollo.

 

¿Cómo afecta a México?

 

Los errores cometidos en la conducción política y económica de este país están teniendo efectos en la confianza de los inversionistas y de las personas físicas que trasladan su capital, en este caso a los Estados Unidos.

 

En una parte de la entrevista que le hice a Aristóteles Nuñez, ex jefe del Sistema de Administración Tributaria (SAT), dice que no hay de qué alarmarse, porque de los 311 mexicanos de los Papeles de Panamá, 290 cumplieron sus obligaciones fiscales; es decir, pagaron sus impuestos. ¿Entonces está bien que hayan pagado sus impuestos? y ¿Está bien que hayan pagado sus capitales?

 

El sólo hecho de que en este gobierno ya sea mayor la fuga de capitales que en el gobierno de Calderón dice mucho.

 

¿Cuánto dinero de mexicanos existe en el extranjero?

 

Hay un cálculo que dice que existe algo así como 400 mil millones de dólares, en el caso de México, en los paraísos fiscales. Si pudiéramos en realidad tener acceso y saber cuánto dinero ilícito hay en estos paraísos fiscales provenientes de capitales mexicanos… si solo hablamos del dinero transferido de manera legal y transparente a los bancos de Estados Unidos, y ese es un dato muy impresionante, cuando empecé a escribir el libro en mayo (2016), esa cantidad ascendía a 85 mil millones de dólares, un monto igualito, en ese entonces, al de la deuda externa del sector público.

 

Tres meses después esa cantidad de dinero se había incrementado a 105 mil millones de dólares; es decir, 20 mil millones más, lo cual contradice el discurso y la narrativa oficial de que hay estabilidad económica, de que México tiene prestigio y solidez en los mercados internacionales.

 

¿Las Leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, ayudarán a prevenir este tipo de transferencias poco éticas?

 

Es un avance que no se le debe regatear a la sociedad civil, producto del esfuerzo loable a pesar de las resistencias de los partidos políticos, quienes no tuvieron otra salida más que legislar.

 

Creo que su más grande laguna está en la Ley 3 de 3, debido a que este sistema de partidos frenó la propuesta para que las declaraciones, además de ser públicas, fueran completas.

 

Pero donde se ve reflejada claramente la hipocresía y el cinismo del sistema de partidos y del Gobierno del presidente Enrique Peña, es a la hora de presupuestar los recursos para el Sistema Nacional Anticorrupción, no hay dinero para éste.

 

Una vez más es una farsa, es una simulación, no les interesa porque no serían capaces de aprobar leyes contra natura para sus intereses.

 

Si dotaran al sistema nacional de recursos suficientes, sería un sistema con dientes y posibilidades para perseguir la corrupción en este país. Me queda claro que no hay voluntad política por perseguir la corrupción en México.

 

¿Por qué se da la fuga de capitales desde México?

 

Por varias razones: una es la falta de garantías y seguridad en México para mantener los capitales; es decir, en un país donde ser secuestrado es algo tan común, podría ser lógico que algunas personas decidieran llevarse sus capitales a otros destinos. Otra razón es la seguridad de las inversiones, para cualquier inversionista mediano o mayor, resulta mucho más conveniente tener una ganancia mayor en esos paraísos fiscales, a la que puede haber en este país.

 

En México tenemos tasas impositivas y altísimas comparadas con las que existen en los paraísos fiscales. Actualmente en México el impuesto sobre la renta es de 35%, si un país de esos cobra 10% o 15% de todo el dinero que estás ahorrando, sí conviene. La diferencia, comparado con el sistema tributario mexicano, es abismal.

 

Estamos ante evidencias que dejan muy clara la existencia de errores en la construcción de la política económica del país, algo que apenas se empieza a mencionar es el nivel de endeudamiento que lleva el presidente Peña a este país en estos años.

 

¿Podrían aparecer más nombres de mexicanos en estos 11 millones de documentos de los Panama Papers?

 

Panamá es uno de más o menos 100 territorios, llamados paraísos fiscales. Es difícil saber el dinero de qué personas está en determinado territorio. Lo que sí es posible saber es que el dinero que termina en los paraísos fiscales, hoy día proviene de manera muy relevante de la corrupción política en México.

 

 

¿Quién es Wilbert Torre?

 

Nació en la Ciudad de México en 1968. Es escritor y periodista. Vivió en Nueva York, fue cronista, editor de política y corresponsal en los Estados Unidos de varios diarios mexicanos (El Universal, La Crónica y Reforma), hasta que éste último lo despidió. Actualmente escribe en Etiqueta Negra, una de las revistas de crónica más célebre del continente. Ha sido corresponsal de Etiqueta Negra en Nueva York y Washington DC y sus textos se han publicado en Letras Libres, El Mercurio de Chile, Gatopardo y Travesías. Autor de El Despido, Narcoleaks, El bombero al que nadie llamó (obra ganadora del Premio Internacional de Periodismo Proceso), Todo por una manzana y Obama latino.

 

Fue electo como uno de los Cronistas de Indias por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por Gabriel García Márquez. Sus historias son parte de las antologías Sam no es mi tío, Hacer la América, No basta con encender una vela, Demasiados lobos andan sueltos y 72 Migrantes. De niño quiso ser músico, cocinero y maratonista. Ahora corre todos los días y disfruta las tardes que puede pasar en la cocina de su casa.