El pueblo le dice la Gaviota y ella goza con su mote.

 

Todos la ven sonreír y reciben su saludo mientras ella, Angélica Rivera de Peña, lo mismo tiene palabras de apoyo para la gente o lágrimas como cuando ante el papa Francisco, pulsaba la alegría de niños con enfermedades terminales.

 

Esa imagen se ha retirado al público.

 

Si en el pasado su rostro alegre fue un símbolo, imagen de su esposo Enrique Peña hacia la Presidencia, de momento no está a la vista de todos, salvo en actos oficiales de rigurosa etiqueta.

 

Con ribetes.

 

Por ejemplo, decenas de periodistas fueron enviados a investigar cómo vestiría la noche del Grito de Independencia en Palacio Nacional.

 

Bien me dijo un corresponsal francés:

 

-Aquí se dedican a cazar a la pareja presidencial cuando en el extranjero, Francia por ejemplo, tanto Peña como su esposa gozan de gran imagen y prestigio.

 

Fuera, pero en México…

 

La mala idea de revistas del corazón

 

Desde siempre se ha tomado el pulso de las reacciones sociales hacia las actividades de la primera dama.

 

Las opiniones han variado y las decisiones también.

 

A principios de año, el gobierno pagó un estudio para saber la percepción de la gente y determinar si era necesario aprovechar mejor la imagen de Angélica Rivera.

 

La recomendación, en síntesis:

 

-Es necesario relanzar la imagen de la Gaviota a través de revistas del corazón y medios especializados del espectáculo…

 

Hubo oposición de los pocos profesionales incrustados en las oficinas de comunicación –lo social está por verse– porque a su juicio serviría para proyectar una imagen de mayor frivolidad de un gobierno de por sí sumido en dificultades.

 

Resultado: los inconformes fueron despedidos y ella, guardada, por llamarle de alguna manera.

 

La ven de manera negativa por la Casa Blanca, departamentos en Miami, vacaciones en Europa y otras actividades propias de una estrella del espectáculo.

 

A ver cuánto tiempo se mantiene esta estrategia.

 

De Rosas Aispuro a Hernández Deras

 

  1. Apenas tomó posesión, pregunté a José Rosas Aispuro:

 

-¿Gobernador, de cuánto es la deuda de Durango?

 

-No tengo todavía cifras –me contestó–, pero debe rondar los 13 mil millones de pesos. Siete mil de deuda pública y seis mil no pagados a empresarios.

 

Se quedó corto.

 

La cifra difundida aumenta a 15 mil, y es el punto de partida para perseguir al ex gobernador priista Jorge Herrera, uno de los predilectos de Luis Videgaray.

 

Pero Rosas Aispuro tiene la vista más larga: tratará de viajar seis años atrás, hasta su gran enemigo Ismael Hernández Deras.

 

  1. A propósito de fraudes y defraudadores, la lupa está puesta en Miguel Márquez, de Guanajuato.

 

El 28 de octubre deberá decidirse una licitación bajo sospecha para compra de medicamentos, material de curación y su distribución.

 

En 2015, tres ofertas llegaron al final, pero el concurso fue declarado desierto por falla en los registros sanitarios y en las cuentas de Intercontinental de Pablo Espinosa Escandón y Abelardo Monroy.

 

El proceso siguió pero, vaya sorpresa, los beneficiarios fueron Intercontinental y Dimesa, de Oscar Osorio, proveedoras además del Seguro Popular.