Empezaré diciendo una frase de los clásicos a los que tanto critico: “Así pasa cuando sucede”. Este fin de semana, la CDMX recibió al que para mí es el campeonato más emocionante del automovilismo.

 

Llegó por primera vez en la historia del país el WEC y si usted que me lee en este momento se está preguntando qué demonios es el WEC (World Endurance Championship) me habrá ayudado a probar mi punto. Vamos, no están obligados a entender el Campeonato Mundial de Resistencia, pero les aseguro que aún sin ser fans de la F1 se enteraron que regresaba a México después de mucho tiempo y se la vendieron tan bien que, seguro, aún sin ser fan del deporte motor, se le pudo haber antojado ir al evento nomas para ver por qué tanto alboroto.

 

Eso hace un buen promotor, engrandece el evento que compró para hacerlo más atractivo cada vez, invierte en difusión, engancha a la gente, explica de qué se trata, honra el evento al que tanto le invirtió y con suerte lo deja en alto para el próximo año.

 

Parece que los organizadores quisieron hacer todo lo contrario. El autódromo estaba completamente desdibujado, una asistencia que le hace un flaquísimo favor al tamaño del WEC. Parecía un partido de segunda división, la Fórmula E tuvo más asistentes y no quiero hacer menos a esa categoría, pero el WEC es muchísimo más emocionante.

 

Es penoso por la gente y porque a los equipos tampoco se la pusieron nada fácil vendiendo boletos a precios exorbitantes, queriendo cobrar de más, con decirles que hasta por prender el aire acondicionado en las suites querían cobrar extra y esto no crea que lo invento yo, esto se comentó entre las armadoras.

 

Así que la receta está muy clara, si usted quiere que su evento parezca de medio pelo, no se llene y nadie entienda de qué se trata, hagan lo que INVICTA y déjenlo en manos de medios de nicho y de medio pelo, no inviertan en medio pelo y deje a sus clientes con mal sabor de boca.

 

Lo que sí es que lo emocionante de está carrera hizo que se nos olvidara tantito lo mal organizado que estuvo todo. Así de grande es el WEC que incluso logra sobrevivir hasta al peor de los promotores.