En un ambiente en donde la economía viene mostrando riesgos de una desaceleración para la segunda mitad del año, el consumo privado –que no es otra cosa que el gasto generado por las familias y empresas privadas– registró en junio un aumento de 3.2% anual (sobre su serie original).

 

Este crecimiento muestra aún signos de que la economía mantiene un ritmo de consumo positivo que apuntaló en el primer semestre del año para crecer a tasas anuales de 2.55% en promedio. Si desglosamos este desempeño, vemos que en junio, tanto los bienes nacionales como el de servicios mantienen una dinámica de expansión del orden entre 3 y 4% anual, mientras que los bienes importados en donde consideramos ya el movimiento del tipo de cambio mostró una caída de 2.0% anual.

 

El consumo privado creció en el primer trimestre del año a tasa anual de 3.9% y en el segundo trimestre lo hizo en 3.2%. Destaca que los bienes importados venían creciendo en el primer trimestre del año a tasas anuales de 5.7% y en el segundo trimestre del año cayó a -0.8%.

 

Los bienes importados cerraron 2015 con tasas anuales de 6.0% y conforme ha venido avanzando 2016, su ritmo se ha ido desacelerando hasta caer en terreno negativo, una situación que no se veía desde principios de 2014, cuando se inició la reforma hacendaria. Dentro de estos bienes se incorpora el tipo de cambio que, en lo que va de 2016, registra una depreciación de 8.0%, pero que en promedio anual vs. el promedio de 2015 asciende a 14%.

 

En lo que va de la administración actual y por circunstancias internas y externas, el peso mexicano ha sufrido una depreciación de 44.0% y no hay duda, ha tenido un efecto sobre el costo de los productos o servicios indizados al mercado cambiario.

 

Hoy existen cinco variables que tienen un peso dentro del consumo privado.

 

El primero es la tasa de desempleo, que hasta ahora se mantiene en niveles saludables de 3.8% y permite que más personas y/o familias tengan ingresos.

 

La creación de empleos promedio en el año asciende a 52 mil plazas, un nivel positivo, pero ya empieza a mostrar una desaceleración debido a que en años pasados, la creación promedio alcanzó registros de promedio superiores a 63 mil plazas. Podría empezar a ser un punto de seguimiento.

 

Las remesas familiares mantienen una tasa de crecimiento de 7.0% anual y son favorables para las familias mexicanas que, además, tienen el beneficio de un mayor valor del dólar.

 

La confianza al consumidor que vemos perdiendo terreno en los últimos meses ante condiciones de la situación actual y futura de la economía, de la transparencia y confianza hacia el desempeño del gobierno. Éste sería un segundo foco amarillo que puede afectar el consumo en el segundo semestre del año.

 

Por último, el financiamiento bancario que recientemente se conoció sobre un crecimiento del orden de 13% total y en donde el financiamiento hacia las empresas y personas físicas con actividad empresarial crecen a tasas de 16% y el consumo, de 10%. Consideramos que la banca mexicana se mantiene solvente, pero ante el entorno de una desaceleración y con la llamada de atención, hace poco por parte de Moody’s, estaría iniciando una fase de moderación.