La actitud del presidente Enrique Peña Nieto hacia el PRI recuerda algunas de las decisiones y de los desplantes de Ernesto Zedillo para con el Revolucionario Institucional, en los años y meses previos a la pérdida de la Presidencia de la República.

 

“Soberbia con ribetes de venganza” sería una de sus principales características, a decir de antiguos militantes.

 

Se refieren, en principio, al manoseo que ha hecho Peña del tricolor desde que fue gobernador del Estado de México. Llevaría cinco dirigentes formales: Humberto Moreira, Pedro Joaquín Coldwell, César Camacho, Manlio Fabio Beltrones y, en unos días más, como todo parece indicar, Enrique Ochoa Reza. Y dos interinos: Cristina Díaz y Carolina Monroy.

 

Luego a lo que están viviendo de un par de años para acá. Según miembros de la clase política tradicional del partido, éstas son algunas de las razones que llevaron a Peña a darle la espalda al “viejo” PRI:

 

a)-Peña Nieto no digiere su pérdida de popularidad –apenas 29% aprueba su gestión, de acuerdo a la última encuesta de El Universal– y el que en las últimas elecciones se haya pedido a los candidatos priistas mejor ni mencionar el nombre de Peña.

 

De ahí –sostienen– que para “enmendar” tal “ofensa” al Presidente, una de las primeras declaraciones de Ochoa Reza haya sido mencionar que Peña Nieto era “su mayor activo”.

 

b)-El Presidente está retomando la decisión de imponer a quien él quiere al frente del partido. Cosa que el año pasado, en la sucesión de Camacho, le impidió Manlio Fabio Beltrones.

 

Si la vez pasada Peña no pudo llevar a la dirigencia a Aurelio Nuño para controlar la sucesión en el partido, pues ahora echa mano del “hermanito político” de Nuño –juntos redactaron la reforma educativa–, indican.

 

El ex director de la Comisión Federal de Electricidad, por añadidura, forma parte del grupo del secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Como quien dice, se hacen de las riendas del proceso rumbo a la Presidencia de la República.

 

c)-Es una respuesta (bofetón, más bien) al discurso-denuncia de Beltrones el día de su renuncia como presidente del PRI.

 

Es decir: Peña no sólo castiga a los representantes de ese “nuevo” PRI que provocó dolorosas derrotas –Javier Duarte, Tomás Borge, César Duarte–, sino que elige para dirigir al partido a alguien no sólo de esa “nueva” generación, sino alguien que ni siquiera tiene carrera partidista y mucho menos sabe lo que es ganar una elección de cargo popular.

 

Todo lo contrario a lo que representaba Beltrones (en prestigio, al menos, entre los militantes del tricolor).

 

d)-Su apuesta es ganar a billetazos.

 

La etapa de Beltrones al frente del partido padeció la peor sequía de dinero de los últimos tiempos. Memorables son las imágenes de largas filas de candidatos del PRI en la antesala del sonorense con el fin de pedirle que les soltara algo de dinero para sus campañas.

 

Videgaray no abrió la llave para ello, más que en ciertos lugares y para selectos candidatos.

 

En su caso, si él o alguno de los suyos llegara a ser el candidato presidencial, otra sería la historia seguramente, dicen entre la vieja militancia.

 

Gemas: obsequio de Ricardo Anaya, presidente del PAN: “Éste es el peor PRI que ha conocido la historia de nuestro país”.