Ocho jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos empataron ayer en su decisión sobre las medidas migratorias del presidente, Barack Obama, con lo que asestaron un duro revés al mandatario y dejaron en el limbo a casi cinco millones de inmigrantes indocumentados.

 

La división del Tribunal Supremo supone un duro golpe para los millones de inmigrantes que se hubieran beneficiado de las medidas migratorias decretadas en noviembre de 2014 mediante acciones ejecutivas y dirigidas a jóvenes indocumentados y padres con hijos con residencia permanente o ciudadanía estadounidense.

 

De esta forma, el alto tribunal frustra cualquier intento del Gobierno de Obama para frenar la deportación de casi cinco millones de inmigrantes indocumentados y deja la política migratoria en manos del Congreso y del próximo inquilino de la Casa Blanca, elegido en las próximas elecciones de noviembre.

 

Tras conocer el fallo, el propio Obama descartó volver a actuar para regular el sistema migratorio e instó por enésima vez al Congreso actual para reformarlo.

 

En su nota, los jueces no explican los motivos de la decisión sobre las medidas migratorias, que fueron bloqueadas el pasado febrero, un día antes de su entrada en vigor, a petición de 26 estados liderados por Texas y en su mayoría con gobernadores republicanos.

 

“La decisión de hoy mantiene lo que hemos dicho desde el primer momento: una persona, incluso un presidente, no puede cambiar de forma unilateral la ley”, dijo en un comunicado el fiscal general de Texas, Ken Paxton.