Hace solo algunos días, Microsoft robó cámara en la escena del mundo corporativo tecnológico al hacerse de la red social de contactos profesionales, LinkedIn, un universo que conecta empresas con otras empresas y personas calificadas laboralmente, en vías de encontrar talento por un lado, y mejores opciones de empleo por otro.

 

La compra llamó la atención por diversas razones: por una parte, el capital de más de 400 millones de usuarios que, en términos generales ha sido visto positivo por los analistas; el monto que Microsoft desembolsó por la compañía, 26 mil 200 millones de dólares, más que lo que Facebook desembolsara en su momento por Whatsapp, y mucho más de lo que la misma Microsoft pagara por Skype y Nokia en su momento, así como las posibilidades estratégicas que la adquisición ofrece, que pintan mucho mejor que la de las dos grandes anteriores compras de Microsoft.

 

Sin embargo, hay un ángulo más que ha sido expuesto por los más respetados medios y analistas en la materia: lo que esta compra podría indicar acerca del futuro de otras redes sociales.

 

LinkedIn viene de tener años que no necesariamente son los mejores. Había venido acusando problemas para crecer el tamaño de sus ingresos, y experimentó una pérdida en el valor de sus acciones, y por ende su valor de mercado, que Microsoft aprovechó para comprarle y en un abrir y cerrar de ojos, devolverle parte del valor perdido (las acciones de LinkedIn, apenas se anunciara la compra crecieron un 47%). Esta, parece ser la única salida a empresas como Twitter (a quienes los analistas sitúan como la presa más apetecible de los cazadores informáticos), que han venido experimentando una situación similar (sus acciones pasaron de un valor por unidad de 36 dólares a 14 dólares en un año), estima Brian Solomon, en un artículo publicado en el sitio web de la revista Forbes donde es colaborador habitual. De hecho, el mercado respondió positivamente a la especulación y “premió” a Twitter con un incremento de casi 5% en el valor de su acción tras el anuncio de la adquisición de LinkedIn.

 

Twitter no es la única que podría encontrar “salida” en una posible venta, sino algunos analistas estiman que empresas como la de almacenamiento Box, o la compañía de streaming de música Pandora, que podría ser útil a quienes quieran competir con plataformas como Spotify, o Apple Music, y cuyo valor también ha venido descendiendo, podrían tener en la compra de una gran compañía la posibilidad de inyectar capital que les permita mantenerse competitivos en un mercado, el de las redes sociales, siempre cambiante y a veces implacable por las modas de los consumidores digitales. La única excepción a la regla es Facebook, que hace tiempo dejó de ser una red social, y se convirtió en una auténtica plataforma de tecnología, capaz de volverse el centro de las actividades en internet, al tiempo que ofrece soluciones realmente innovadoras tecnológicamente hablando, tanto a nivel de anunciantes, como de consumidor final. Sitios como el de la revista especializada Inc, fueron más allá al aseverar en un artículo de análisis que la era dorada de las redes sociales, podría estar llegando a su fin. Inc estima que si bien esto no significa que saldrán de la arena de los negocios digitales, es muy probable que su existencia como empresas solitarias, pase a mejor vida.

 

Si la compra de Microsoft funciona como lo espera la compañía, definitivamente podría estarse marcando una nueva ruta en la arena de las redes sociales, no necesariamente para “salvarlas” de los con frecuencia injustificados cuestionamientos (o a veces, premios), de Wall Street, sino para derribar la barrera entre empresas más tradicionales de la industria de las Tecnologías de la Información, y las redes sociales. Los gigantes como Microsoft, Google, Amazon, Apple, y Facebook, podrían pronto salir de compras y crear un nuevo estilo de vida con casa techada para quienes hasta hoy, han vivido como jóvenes aventureros a la deriva de las inclemencias de la naturaleza.