El creciente número de adolescentes que se convierten en madres ha dejado de ser sólo un problema de pobreza, falta de información o acceso a servicios de salud, también se ha convertido en una situación de estatus social. Pues jovencitas se han dado cuenta de que, como es poco probable que encuentren empleo al terminar su carrera, convertirse en madres les dará un reconocimiento social del que hasta ahora carecen, de acuerdo con un análisis del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

 

“Aunque el embarazo adolescente se relaciona con grupos en condiciones socioeconómicas desventajosas y con bajos niveles educativos, ésta ya no es una situación exclusiva de ellos. En otros sectores, especialmente en áreas urbanas, la maternidad crece entre jovencitas con educación media o media superior”, explicó Carlos Welti, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

 

Uso de anticonceptivos

 

De ello son prueba los datos de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes que presentó el presidente Enrique Peña Nieto en enero de 2015,  los cuales revelan que en 15 entidades más del 50% de los adolescentes reportaron haber usado un método anticonceptivo en su última relación sexual. De mayor a menor uso, fueron Yucatán, Colima, Campeche, Nuevo León, Nayarit, San Luis Potosí, Baja California, Chihuahua, Quintana Roo, Aguascalientes, Querétaro, Distrito Federal, Baja California Sur, Chiapas y Sinaloa.

 

En cambio, es menor el número de estados en donde menos del 40% de las y los adolescentes reportaron haber usado un método anticonceptivo en su última relación sexual. De menor a mayor uso fueron Coahuila, Jalisco, Tabasco, Michoacán, Oaxaca, Zacatecas, Puebla y Durango.

 

Ante estos datos, el investigador universitario explicó este fenómeno por la falta de oportunidades de desarrollo en otros ámbitos; en cambio, la maternidad es un papel avalado socialmente y les brinda un estatus que no tienen ante la situación de carencias en otras esferas.

 

“Se dan cuenta que estudiar o terminar una carrera no garantiza el reconocimiento social a través de un trabajo acorde con sus aspiraciones”.

 

De acuerdo con cálculos de la Secretaría de Salud y del INEGI, cada año, cuando menos 400 mil partos en el país son de madres adolescentes menores de 18 años de edad, situación que se ha convertido en un problema de salud pública.