A Aurelio Nuño seguramente le tocó desactivar aquel “petardo político” que el autodenominado “movimiento estudiantil del IPN” le aventó al gobierno federal en septiembre de 2014, cuando Yoloxóchitl Bustamante, entonces directora de esa institución, tuvo la ocurrencia de anunciar un nuevo reglamento interno. Por ello resulta inexplicable que ahora como secretario de Educación Pública, Nuño se lleve a su oficina otro artefacto similar que le explotó en sus manos la semana pasada.

 

Aurelio trata de explicarles, “con palitos y bolitas” a los dizque estudiantes del IPN que quieren enarbolar otro “movimiento estudiantil”, que no se confundan, que no se dejen engañar, que con el cambio de adscripción del IPN – de la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP, a la oficina del secretario–, lo que quiere es tener cerca a los muchachos para platicar con ellos, apapacharlos y que le cuenten sus cuitas, lo que políticamente parece ingenuo. Bueno, si de ingenuidad se trata, el director del IPN “se pasó de tueste” al decirles a los inconformes que “es un privilegio que el secretario tenga en sus manos al instituto”. Después confesó que se había quedado perplejo por los motivos de la suspensión de clases en 10 de los 19 planteles de nivel medio superior del instituto la semana pasada. Pero si ya habíamos aclarado ese asuntito, dijo en un comunicado. ¡Aclarado ni madres! Le respondieron los dizque estudiantes, y exigieron negociar con Nuño, quien “one more time” les mandó el mensaje: “No se dejen engañar o confundir…”.

 

¿Acaso no sabe el secretario ni el director del IPN que los dirigentes estudiantiles –tal vez no todos, pero sí la mayoría– no se mandan solos, sino que obedecen a la línea que les marcan, desde lo oscurito, los verdaderos líderes del “movimiento”, que son “cuadros políticos” de distintas organizaciones? Si no lo saben, pues que…

 

En consecuencia, cada uno de los pasos que han dado los estudiantes politécnicos –desde que “tumbaron del burro” a Yoloxóchitl”– ha sido y seguirá siendo producto de estrategias diseñadas y operadas por activistas ajenos al IPN, con experiencia probada en “luchas cívicas”, con capacidad de convocatoria para la realización de movilizaciones callejeras, y con amplio conocimiento de las tácticas que el gobierno federal aplica para enfrentar las protestas sociales y para “desmovilizarlas”.

 

En 2014, el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, fue el encargado de “mojarles la pólvora” a los acelerados dirigentes “estudiantiles” al decir “sí” a las demandas del pliego petitorio de 10 puntos, entre los que destacaban la cancelación total y no con posición momentánea disfrazada de consulta del Reglamento Interno propuesto y aprobado por la directora Bustamante Díez, así como la cancelación de los planes de estudio que tecnifiquen la educación superior y reduzcan la calidad educativa de las escuelas de nivel medio superior en el instituto y, por supuesto, la destitución y desconocimiento de la doctora Yoloxóchitl como directora general del Instituto Politécnico Nacional, con la correspondiente democratización del proceso de elección de un nuevo director/a general del IPN por parte de la comunidad politécnica.

 

Hoy, el mismo Aurelio tendrá que negociar directamente con los estudiantes revoltosos, si es que no quiere salir raspado, políticamente hablando.

 

¡Ay, Aurelio; ay, Aurelio! Qué necesidad tenías de meterte entre las patas de los burros, comentan los observadores.

 

Agenda previa

 

En Chihuahua, algunas casas de apuestas, perdón, de encuestas, publican avances de los trabajitos que les encargaron, donde señalan que el candidato del PRI a la gubernatura del estado, Enrique Serrano, lleva la delantera en la intención del voto de los encuestados, seguido por el abanderado del blanquiazul, Javier Corral Jurado. En tercer lugar, Jaime Beltrán del Río del PRD. Advierten, sin embargo, lo siguiente: “Por favor, nadie vea estas apuestas como un pronóstico, porque seguramente se equivocará”. ¡Ah, Chihuahua!