El paradigma de la sustentabilidad en el poniente de la Ciudad de México plantea cómo crecer en población y estructura urbana sin afectar el entorno, señaló Esperanza García López, directora de la División de Ciencias de la Comunicación y Diseño de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Cuajimalpa.

 

En un comunicado, indicó que la complejidad del área de Santa Fe y las delegaciones Cuajimalpa y Álvaro Obregón se contextualiza en los bosques, el crecimiento urbano, la movilidad, la energía, el agua, la identidad, el espacio público, el paisaje y la normatividad.

 

Al participar en la Mesa: Entorno social y calidad de vida –durante el Foro Académico para el Desarrollo de la Zona Poniente de la Ciudad de México–, sostuvo que la desaparición del bosque no sólo significará el cambio del paisaje, sino que impactará en el clima y los niveles de contaminación.

 

Por ello, resaltó, la fusión bosque-ciudad es una condición que debe conceptualizarse.

 

Hasta ahora, el crecimiento urbano, su vocación de territorio y el medio ambiente han sido objetivos secundarios en la planeación, con la premisa de que todo suelo es urbanizable, pues no se considera que genere un conflicto permanente para la supervivencia de los ecosistemas naturales.

 

El Poniente capitalino se presenta como una zona dinámica con desarrollo importante y oferta de empleo, pero la movilidad resulta limitada por la topografía accidentada, una traza urbana estrecha, invadida por el automóvil como única forma de transporte.

 

Además, llena de estacionamientos y contaminada por hidrocarburos; con pocas calles para circular, el área resulta insuficiente para la afluencia demandada, expuso.

 

Al ofrecer la Conferencia: Condiciones ambientales para una calidad de vida, la experta dijo que la respuesta sobre el transporte público va en la misma dirección: sólo vehículos automotores.

 

El consumo energético presenta fuerte desigualdad, lugares con poco e inestable suministro y otros donde es constante y considerable para las áreas de alta plusvalía.

 

Una situación similar ocurre con el agua, ríos y manantiales que están incorporados al abasto a la ciudad de México con el sistema Cutzamala y presentan acopio comprometido en la zona.

 

La profesora-investigadora del Departamento de Teoría y Procesos de Diseño consideró que la urbanización y la pérdida del suelo vegetal impide la recarga a los mantos freáticos y el rastro de los manantiales está empezando a ser parte del imaginario del paisaje de los pueblos del poniente.

 

El desarrollo de la zona ha generado que la identidad se diluya con la pérdida de la cohesión social, derivado de la fuerte influencia por el ascenso social, mientras que la historia de la región está en peligro si no se preserva la conciencia de los edificios y lugares patrimoniales, así como de las formas de vida, oficios y construcciones tradicionales.

 

Añadió que el espacio público se pierde por el dominio del automóvil sobre las áreas verdes y de convivencia, al mismo tiempo que el paisaje se modifica drásticamente debido a las edificaciones y la falta de respeto a la normatividad.