“Cansado, en shock y vuelto loco de nervios”, así se encuentra Jair, el joven de 29 años que el viernes pasado fue golpeado y asaltado por Sergio “N”, ex escolta del empresario Alberto Sentíes Palacio, a plena luz del día en Viaducto Tlalpan.

 

En entrevista telefónica con 24 HORAS, la madre de Jair platicó sobre el estado de ánimo de su hijo, quien fue agredido por el guardia privado, quien a la fecha sigue prófugo de las autoridades.

 

“Tiene mucho estrés, se siente muy presionado con todo eso de las revisiones (médicas), anda de arriba para abajo, y sobre todo con lo que está pasando, de que ayer (martes) esta persona (Alberto Sentíes) fue a declarar y se fue por sus propios pies”, relató la madre del afectado.

 

Jair está preocupado y a la expectativa de posibles represalias por parte de sus agresores, reveló su madre, enfermera de profesión y cuya identidad prefiere reservar por cuestiones de seguridad.

 

Es por lo anterior que el joven conductor de Uber ha optado por no dar más declaraciones a los medios de comunicación sobre el ataque que padeció.

 

Otra de las cuestiones que preocupan a Jair es que las lesiones provocadas por los golpes propinados por el escolta tardarán en sanar algunos días más, y eso le impide retomar su trabajo y sus actividades cotidianas. “Anda muy presionado, y su recuperación todavía se va a llevar algunos días; poco a poco se va recuperando”, aseveró la mujer.

 

Según la valoración médica que recibió Jair tras la agresión, tiene un esguince cervical de segundo grado, heridas en las muñecas y contusiones diversas que, de acuerdo con las autoridades, son calificadas como de segundo grado lo cual significa que tardan en sanar más de 15 días pero menos de 60.

 

En entrevista previa con 24 HORAS, la madre del también docente en idiomas, pidió a las autoridades dar con los responsables de la golpiza contra su hijo para que reciban el castigo correspondiente, y reconoció que no había dimensionado lo ocurrido hasta que se percató del video que este diario dio a conocer en el que se aprecia el momento en el que es bajado por la fuerza de su camioneta para ser agredido.