Con algo de suerte y si el tránsito para tomar la autopista M62 no es pesado, basta una hora para llegar desde el estadio Old Trafford en Mánchester hasta el Anfield Road en Liverpool.

 

Un camino que inicia justo en la estatua del patriarca escocés del United, Matt Busby, y desemboca en la del patriarca escocés del Liverpool, Bill Shankly. Personajes contemporáneos, imprescindibles en la historia del futbol y con frases inolvidables; Busby, al serle ofrecido dirigir al Real Madrid: “Mánchester es mi cielo”; Shankly, al ponerse en duda su vínculo a un sitio con tanto desempleo y privación: “Aunque sea escocés, estaría orgulloso de ser llamado scouser (gentilicio de Liverpool)”.

 

Un camino que por décadas vio desplazarse buena parte del comercio internacional. Al puerto de Liverpool llegaban materias primas desde cada rincón del planeta (años en que Victoria reinaba sobre una cuarta parte de la población mundial), de donde se desplazaban sobre todo a las factorías de la industrial Mánchester. A su vez, de la gran urbe mancunian salían productos terminados, a fin de exportarse desde los embarques en el río Mersey. La dimensión se resume en aquélla frase del escritor Herman Melville: “por millas puedes caminar al lado de ese río, pasando muelle tras muelle, como la cadena de una inmensa fortaleza”.

 

Todo cambió cuando en 1894 se construyó un canal que permitió salida al mar desde Mánchester. Eso, más un imperio británico que a cada momento perdía territorios y áreas de influencia (es decir, menos puertos a los cuáles llevar y de los cuáles traer), contribuyó a hacer decrépito a Liverpool.

 

23 EFE_LIVERPOOL LATI (2)En lo futbolístico, la rivalidad es también dilatada, con poquísimos jugadores transferidos de un club al otro. No han sido siquiera diez los elementos que han brincado directamente entre estas instituciones y el último fue hace más de medio siglo.

 

Los scousers se habituaron hace ya un buen rato a vivir más del pasado que del presente. Desde que existe la Premier League (1993), el Liverpool no se ha coronado, lapso en el que el United lo ha hecho hasta en trece ocasiones, volteando de manera arrolladora una hegemonía que pertenecía al puerto (Everton, de esta misma ciudad, era hasta antes de los noventa, el segundo cuadro con más ligas inglesas por detrás de sus vecinos reds). Sir Alex Frguson, otro escocés básico en esta historia, hurgaba en la herida rival: “lo que de verdad es grandioso es que nuestros aficionados jóvenes ni siquiera se acuerdan de que el Liverpool ha sido exitoso”.

 

Como sea, que se enfrenten este jueves en Europa League no deja de ser síntoma de sus actuales desastres. Liverpool tuvo que cambiar de entrenador a medio ejercicio, al tiempo que el ManUtd ha aguantado a Louis van Gaal pese a un desempeño mediocre.

 

El primer choque europeo entre los dos equipos ingleses más laureados en Europa, no es en la Champions League, sino en ese patio trasero del continente que es la Europa League.

 

La pasión será la misma: la de ese ardiente clásico que, por proximidad, también puede ser considerado derbi. El sentimiento, a los ojos de las estatuas de esos patriarcas escoceses que tanto desdeñaron las medianías, no puede ser igual. Ambos tendrían que estar siempre involucrados en el mayor de los conciertos del continente.

 

A todo esto, este miércoles murió el productor de los Beatles, George Martin. Bien habría valido la pena preguntarle por qué John Lennon menciona en una canción a Matt Busby y en ninguna a Bill Shankly. Eso sí, lo hace con su acento scouser, tan fácil de distinguirse del mancunian.

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