En la última década, la mujer mexicana incrementó su incorporación al mercado laboral, pero aún enfrenta condiciones de desigualdad respecto a los hombres en materia de nivel de ingreso, posición en el trabajo o de toma de decisiones.

 

Información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela que de los 88.2 millones de mexicanos en edad de trabajar, de 15 años y más, cerca de 59.7% conforman la Población Económicamente Activa (PEA) al segundo semestre de 2015.

 

Ocho de cada 10 hombres son económicamente activos, mientras que cuatro de cada 10 mujeres son económicamente activas, refiere en su publicación “Hombres y Mujeres 2015”, elaborado de manera conjunta con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

 

Así, en la última década la tasa de participación económica de los hombres se redujo de 79.8% en 2005 a 77.9% en 2015, mientras que de las mujeres subió de 40.6 a 43.1% en igual lapso, con un incremento de 2.5% de la PEA femenina.

 

Esta mayor incorporación de la mujer en el mercado laboral se refleja en población ocupada, que fue de 50.3 millones en 2015, de la cual 62.2% está constituida por hombres y 37.8% por mujeres, cuando en 2005 representaban 63.3 y 36.7%, respectivamente.

 

Por nivel de instrucción, destaca que las mujeres con mayor nivel de estudios representan una mayor proporción de la población ocupada, mientras que entre los hombres con menor instrucción (primaria incompleta y completa) es mayor el porcentaje de ocupados.

 

Así, 36.3% de mujeres ocupadas cuentan con nivel de escolaridad medio superior y superior, mientras que 31.5% de los hombres ocupados tienen este nivel de instrucción, en tanto que con el nivel de instrucción de primaria completa se sitúa 17.9% de las mujeres y 20.4% de los hombres.

 

No obstante, a medida que el nivel de remuneraciones aumenta, el porcentaje de mujeres es menor comparado con el de los hombres, en tanto que en los tres niveles de ingresos más bajos es mayor la proporción de ellas que de ellos

 

El reporte revela que 7.1% de los hombres ocupados tienen un nivel de ingresos mayor a los cinco salarios mínimos al mes, mientras que en el caso de las mujeres la proporción es de 4.5%.

 

En tanto, 40.9% de los hombres ocupados y 55.8% de las mujeres ocupadas reciben mensualmente ingresos que no rebasan los dos salarios mínimos, de acuerdo con datos del año pasado.

 

La ocupación de la población también difiere según el sexo, pues las mujeres se desempeñan principalmente como comerciantes (25.4% de la población ocupada), en servicios personales (23.3%) y como trabajadoras industriales, artesanas y ayudantes (17.5%).

 

En cambio, los hombres se ocupan sobre todo como trabajadores industriales, artesanos y ayudantes (30.1%), trabajadores agropecuarios (19.1%) y comerciantes (13.3%).

 

Como funcionarios y directivos, la proporción es baja en ambos sexos, pero mucho menor entre las mujeres, con 1.6%, mientras que los hombres representan 1.9%.

 

De acuerdo con su posición en el trabajo, las diferencias entre la población masculina y femenina son considerables, ya que 67.2% de las mujeres ocupadas en 2015 son subordinas y remuneradas, es decir, en su trabajo responden a una instancia superior y reciben un pago.

 

Además, 22.6% trabaja por su cuenta; 8.0% de ellas son trabajadoras sin pago, sobre todo las familiares de trabajadores por cuenta propia, y sólo 2.2% son empleadoras, lo que significa que son propietarias de medios de producción y capital de trabajo.

 

La proporción de hombres ocupados en situación subordinada y remunerada es muy parecida a la de las mujeres (68.3%), 22.4% de los hombres son trabajadores por su cuenta, 5.4% empleadores y 3.9% trabajadores sin pago.

 

Esto muestra que la mayor desigualdad a favor de los hombres se presenta en la posición de empleadores, con 3.2 puntos más y, por el contrario, la proporción de mujeres supera a la de los hombres en 4.1%  en la posición de trabajadores sin pago.

 

Por sector de actividad, las agropecuarios y de la construcción ocupan principalmente a hombres, con 12.1 y 7.6% de la población ocupada, mientras que la proporción de mujeres representa sólo 1.4 y 0.3%, respectivamente.

 

Para la industria manufacturera también es mayor la proporción de población masculina, pero no tan dispar como en las actividades agropecuarias y de la construcción, pues los hombres representan 10.2% y las mujeres 5.8%.

 

Por el contrario, en el comercio es superior el porcentaje de mujeres que laboran en esta actividad (9.7%) que el de los hombres 9.3%, mientras que en el sector servicios, la distribución por sexo es muy parecida, con 22 y 20.4%.

 

Sin embargo, la desigualdad entre hombres y mujeres se acentúa en la estructura de funcionarios con puestos de dirección en las diferentes instituciones y dependencias de la Administración Pública Federal, la cual está altamente masculinizada.

 

La mayor participación femenina se presenta en puestos de dirección de área, en las que 34% son mujeres contra 66% de los hombres, de acuerdo con el reporte que el INEGI elaboró con Inmujeres.

 

No obstante, en los demás puestos, la proporción de varones es más alta todavía, desde 73.1% en las direcciones generales adjuntas o titulares de la entidad, pasando por 77.8% en las secretarías de Estado, hasta 88.4% en las subsecretarías de Estado.