Raúl Vera. Obispo de Saltillo

 

Cada Papa encontró un México distinto”

 

Tres Papas han visitado a México y los tres encontraron un país distinto, lo cual hace que la comparación entre Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco sea imposible, aseguró Raúl Vera López, obispo de Saltillo.

 

Un día después de que el actual obispo de Roma regresara a Europa, el sacerdote mexicano comentó que aunque Juan Pablo II y Benedicto XVI vieron problemas, no eran tan fuertes como ahora.

 

“El papa Benedicto XVI vino en un momento en que esto ya estaba descomponiéndose y ahora ya está súper descompuesto; y las condiciones en las que vino Juan Pablo II no eran buenas, pero no estaban en el grado en la que ahora están”, dijo el obispo de Saltillo.

 

Juan Pablo II vino a México cinco veces entre 1979 y 2002, fechas en los que los temas principales eran la pobreza y desigualdad. En cambio, Benedicto XVI pisó tierras mexicanas en 2012, cuando el problema de la violencia ya estaba crecido, pero su estancia fue tan corta que no le dio tiempo de verlo, aseguró Vera.

 

Ahora, durante la visita de Francisco, añadió el obispo nacido en Guanajuato, la situación de violencia alcanzó sus niveles más altos, algo que el Papa sí denunció.

 

“Lo único que puedo decir es que sí asumió con mucha entereza la problemática que está viviendo México y, al mismo tiempo, nos dijo abiertamente que no podemos seguir por el camino por el que vamos. Con toda claridad lo dijo, nos llamó a los cristianos a darle salida”.

 

Roberto O´farril. Especialista en religión católica

 

Visita maduró relación con Vaticano

 

Para Roberto O´Farril, comunicólogo especialista en religión católica, la visita del papa Francisco ayudó a avanzar en la relación entre el Estado mexicano y el Estado vaticano.

 

“Aquí vemos una maduración en las relaciones entre la Santa Sede y el Estado mexicano: han madurado. Pero sigue habiendo resabios jacobinos, y muchos querían ver eso en las autoridades, algunos querían ver que las autoridades desdeñaran al Papa”, dijo.

 

Es así como Francisco vino a proseguir el trabajo diplomático que realizaron sus antecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, en especial el primero, pues en su pontificado fue la reforma constitucional con la cual México reconoció como Estado a El Vaticano pese a su origen religioso, comentó el especialista.

 

El especialista explicó que este trato es acorde a la política de México, pues nuestro país reconoce a El Vaticano como un Estado y sería ilógico desdeñar a su jefe tan sólo porque también es el líder de un culto religioso.

 

O´farril añadió que el obispo de Roma trajo a México un discurso de denuncia bien definido, con temas como corrupción, narcotráfico, falta de oportunidades para jóvenes en el estudio y la oferta laboral, indígenas y migración.

 

“Vino el Papa para reunirse con los puntos principales de los que México sufre, y lo dijo: ‘He estado a punto de llorar por ver a un pueblo sufrido’, a los obispos les dijo ‘sé de ustedes, sé que han sido perseguidos y del derramamiento de sangre’, al padre Agustín Pro lo fusiló el gobierno mexicano sin juicio”.

 

Alberto Athié. Ex sacerdote y activista

 

Discursos de Francisco fueron genéricos”

 

Los discursos del papa Francisco tocaron temas tan amplios que resultaron genéricos, lo cual dejó de lado temas como los 43 normalistas y los abusos sexuales de sacerdotes, dijo Alberto Athié, ex legionario de Cristo y actual activista para la defensa de las víctimas de curas pederastas.

 

“Pienso que los discursos que dio son demasiado amplios, abiertos, abstractos, que no ayudaron mucho a comprender la problemática del país. Claro que menciona muchos temas, pero esos temas así planteados me parecen muy genéricos y tienen vacíos muy graves desde mi punto de vista”.

 

Como ejemplo, el ex sacerdote cuestionó por qué el obispo de Roma guardo silencio sobre temas como los 43 normalistas o los padres pederastas mientras estuvo en el país, pero ya en el avión de regreso a El Vaticano dio unas declaraciones al respecto.

 

“Decir esas cosas ya cuando se fue me parece un poco preocupante, porque eran temas muy importantes para tratar delante de ellos y al frente de la comunidad en general”.

 

Athié encuentra en este punto la principal diferencia entre Francisco y Juan Pablo II, pues este último, las veces que vino a México, traía discursos muy concretos respecto a los temas que quería abordar y cómo hacerlo.

 

“Me parece que los discursos del papa Juan Pablo II eran más precisos en términos dogmáticos, aquí son más simbólicos. Por ejemplo en Catedral, ¿a quién le dijo que se pusieran las sandalias del pescador? ¿Se lo dijo a todos los obispos, a algunos o a alguien en particular?”.