Alexia Garduño, la joven de 15 años que tuvo la oportunidad de cantar el Ave María durante la visita del papa Francisco al hospital pediátrico Federico Gómez (en uno de los momentos más emotivos de la gira papal por México), sabe que, a unos días de ser operada, “todo estará bien y ahora que pude ver al Papa sé que estará todavía mejor”.

 

Alexia padece osteosarcoma, una enfermedad más común que lo rimbombante de su nombre; este tipo de cáncer aqueja principalmente a menores de 15 años, quienes se enfrentan a quimioterapias y cirugías para superarlo.

 

Alexia Garduño sabe lo que implica el padecimiento. La enfermedad que padece y el tratamiento la llevaron al hospital, se le ha caído el cabello, hay nauseas y cansancio; pero eso no merma su actitud.

 

“El Papa me dijo que muchas gracias por mi regalo y que qué bonita voz tenía. Me sentí súper emocionada y se me hizo increíble el ver cómo me esperó y me dio su tiempo”, dijo Alexia.

 

Paloma, la mamá de Alexia, comentó a 24 HORAS que al principio creyeron que los dolores de la niña en la rodilla eran efectos del crecimiento o de un mal movimiento; llegó la inflamación y tiempo después los médicos les dieron la noticia de que se trataba de un tumor.

 

A unos días de que Alexia sea sometida a su primera cirugía, su madre recuerda que la menor nunca ha tomado clases formales de canto, sino que es un gusto que hace cuatro años la llevó a cantar en la boda de su primo, desde entonces sólo en su familia conocían su talento.

 

El encuentro con el Papa no fue muy planeado, parecía una buena posibilidad para poder tener alguna cercanía, al menos una mirada; mas con la desesperación de la enfermedad que aqueja a la joven, primero pensaron en cómo hacer para que Alexia no resultara lastimada ante la gente que también buscaría obtener la bendición del Sumo Pontífice.

 

“Pensamos que estaría increíble que pudiera estar un poquito más cerca, incluso nos ofrecieron una valla; pero como a estas alturas ya estaba bastante lastimada nos tenía al pendiente que fuera a haber empujones fuera de lo normal y se fuera a lastimar”, dijo.

 

Un día antes de la visita, se confirmó que habría un espacio para poder verlo más cerca. Alexia necesitaba ir acompañada, pidieron una silla de ruedas y fue así como pudo ofrecerle su canto como un regalo.

 

“Le confirmaron a mi marido que había un huequito. Ella en algún momento hizo el comentario de que le gustaría cantarle como regalo al Padre porque quería su bendición y así fue”, señaló.

 

Alexia se define como una niña estudiosa, aunque todavía está indecisa sobre qué carrera estudiará. Para la cantada, regularmente le gana la timidez y “lo hace sólo cuando quiere”, comentó su mamá.

 

A diferencia de otras ocasiones, cuando cantó frente al Sumo Pontífice no hubo nervios. La canción la sabía de memoria, la practicó unas cuantas veces antes del gran día.

 

La visita le dio a Alexia más fortaleza de la que ya sentía, cree que todo estará mucho mejor. Ahora, ella y sus padres piden una oración para que todo salga bien en la operación a la que será sometida el 25 de febrero.