El presidente Enrique Peña Nieto presumió urbi et orbi que las empresas representadas en el Consejo Mexicano de Negocios invirtieron entre 2013 y 2015 más de 87 mil millones de dólares, cifra cercana a la Inversión Extranjera Directa que recibió el país en el mismo periodo, que fue de 91 mil millones de los mismos billetes.

 

Eso a pesar de que el crecimiento económico no ha sido el deseado, quiso decir el primer mandatario, quien ahí como no queriendo la cosa se refirió al pobre desempeño de las dos administraciones panistas, y expuso: Mientras en los primeros tres años de la actual administración el crecimiento acumulado prácticamente ha sido de 6%, a la mitad del sexenio de Vicente Fox (el del “cambio sin rumbo”, acotan los malosos) apenas fue de 0.9%, y en el mismo lapso, pero de Felipe Calderón, se ubicó en -0.4.

 

En materia laboral, el nivel registrado en los primeros tres años de este gobierno alcanzó un millón 892 mil empleos, la cifra más alta que se haya dado en el primer trienio de cualquier otra administración. Felipe Calderón, quien se autonombró el “presidente del empleo”, no llegó ni al millón en los seis años, apuntan los observadores. Por otro lado, la tasa de desocupación nacional al mes de noviembre fue de 4%, la más baja para un mes de noviembre, después del año 2007. En cuanto a la inflación, durante 2015 fue de 2.13, la más baja que se haya registrado desde que se mide la misma (1970).

 

En los primeros 10 meses de 2015 –según el INEGI–, el consumo privado en el mercado interno fue de 3.3%, que es superior al observado en los 10 primeros meses de 2015. Otro dato que sin duda es relevante porque muestra cómo está creciendo nuestro mercado interno, dijo el presidente Peña, es la venta de vehículos, que alcanzó también cifras récord en el mercado nacional de un millón 351 mil unidades, 37% más que las vendidas en el año 2012.

 

Golosos como siempre han sido, los empresarios quieren más, mientras que los escépticos afirman que “es muy poquito”; pero si no se hubieran registrado esos y otros avances en la economía en los tres primeros años del actual sexenio, seguramente estaríamos “en el hoyo”.

 

Agenda previa

 

El lunes pasado, el secretario de Hacienda anunció con bombos y platillos un esquema de simplificación fiscal, donde dijo que gracias a la comunicación, a la confianza mutua y a la magia de la tecnología, se ha logrado “simplificar la vida de los contribuyentes”, por lo que las devoluciones de IVA menores a un millón de pesos a empresas pequeñas y medianas se harán en cinco días hábiles; que las devoluciones del Impuesto Sobre la Renta para los asalariados serán en automático y que ni solicitud para ello deberán hacer; que los contribuyentes ya no tendrían que pasar por trámites engorrosos, y otras cosas muy bonitas. En el evento estuvieron presentes los representantes de los empresarios, la titular de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon), Diana Bernal, el jefe del SAT y otros funcionarios, quienes al final del discurso no se cansaron de aplaudirle al secretario Videgaray.

 

Cuatro días después de este magno evento, la susodicha procuradora, que supuestamente defiende a los contribuyentes, compartió la opinión de los fiscalistas del sector privado, quienes afirman que las auditorías que realiza el SAT a empresas y contribuyentes prácticamente eran un tormento chino, que “estaban hechas con las patas”. Dijo la “señito” Diana: “De ser una revisión aleatoria se está volviendo una autoauditoría donde te preguntan como contribuyente todo… el problema es que están siendo exhaustivas; no son auditorías, es entrégame todo, todo, toditito…”

 

¡Ay, Dianis, eso les hubiera dicho el lunes pasado al secretario de Hacienda y al jefe del SAT, en lugar de ponerse de alfombrita!, le gritan los contribuyentes.