El presidente Enrique Peña Nieto será recordado más como un jefe de gobierno que evitó rendir cuentas que como el líder transformador que muchos mexicanos creyeron haber elegido, señaló el editorial del lunes del diario The New York Times titulado  “Mexico Stubbornly Resists Accountability” y “Las respuestas que Peña Nieto no le da a México” en la versión en español.

 

Durante su administración, el gobierno mexicano ha tratado de lavarle la cara a varias verdades incómodas y ha minimizado más de un escándalo, señala el texto.

 

El periódico exhorta al gobierno a dar acceso a los expertos independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (GIEI-CIDH) a entrevistar a los militares del Batallón 27 en Iguala como parte de las investigaciones de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa ocurrida el 26 de septiembre de 2014.

 

Aún no es demasiado tarde para que el gobierno reconozca que su investigación ha fracasado y les de a los investigadores internacionales acceso a los funcionarios gubernamentales implicados”, cita el texto.

 

Y el hecho de que el gobierno haya negado la petición recurrente no ha servido más que para alimentar el escepticismo de la ciudadanía, precisa.

 

Como candidato a la presidencia de México, inicia el editorial, “Enrique Peña Nieto usó el título de su libro México, la gran esperanza para explicar qué tipo de nación quería construir. Pero después de tres años en el cargo parece bastante probable que será recordado más como un jefe de gobierno que evitó rendir cuentas que como el líder transformador que muchos mexicanos creyeron haber elegido”.

 

Agrega que “el gobierno mexicano rápida y sistemáticamente ha pintado de blanco verdades horribles y resta importancia a los escándalos”.

 

El texto recuerda que cuando ·periodistas mexicanos revelaron que un contratista del gobierno había puesto una casa de lujo a disposición de Peña Nieto y su esposa, el Presidente le encargó la investigación a un amigo cercano. Nadie se sorprendió cuando esa investigación no encontró pruebas de ningún comportamiento indebido por parte del presidente. Los periodistas, que hicieron un trabajo meticuloso e impecable, se quedaron sin empleo”, en referencia al caso de Carmen Aristegui.