RIAD. Arabia Saudita ejecutó a 47 reos acusados de terrorismo, en su mayoría miembros de Al-Qaeda, informó hoy el Ministerio del Interior.

 

Según versiones locales, entre los ejecutados se encontraba el clérigo chií jeque Nimr Baquir al-Nimr, que fue una figura clave en las protestas chiíes de 2011, enmarcadas en la Primavera Árabe.

 

En octubre, un tribunal saudí confirmó la sentencia de muerte contra Al-Nimr por incitar a la violencia sectaria.

 

Al-Nimr, de 55 años de edad, exigió derechos para la minoría chiíta, que constituyen alrededor del 15 por ciento de la población saudí.

 

El Ministerio del Interior indicó que de las 47 personas ejecutadas 45 eran de nacionalidad saudí, uno de Chad y un egipcio.

 

Las ejecuciones se llevaron a cabo luego de que la condena a muerte fue confirmada por el máximo tribunal del país y ratificada por el rey Salman.

 

Arabia Saudita realizó 157 ejecuciones en 2015, con las decapitaciones alcanzando su número más alto en dos décadas.

 

El país petrolero ha rechazado repetidamente las llamadas para poner fin a la pena de muerte, al argumentar que el castigo tiene como objetivo disuadir a los posibles infractores.

 

Protestan tras ejecución de líder chiíta

 

Una ola de protestas se desataron en Arabia Saudita tras la ejecución del jeque Nimr Baqer al Nimr.

 

Miles de personas salieron esta tarde a las calles de varias ciudades de la Provincia Oriental para condenar la ejecución del líder chiíta.

 

Las mayores manifestaciones se registraron en el distrito de Qatif de la Provincia Oriental, una zona de mayoría chiíta y sitio de las protestas antiguberbnamentales que encabezó el clérigo chiíta en 2011, en la que varios policías fueron muertos a tiros, así como más de 20 manifestantes.

 

A través de las diferentes redes sociales de Internet, la comunidad chiíta convocó a las manifestaciones de este sábado en Qatif bajo el lema: “Todos somos Nimr Baqir al Nimra”, según un reporte del sitio Middle East Eye (MEE).

 

Con fotografías en mano del jeque al Nimra, los manifestantes comenzaron a congregarse casi de inmediato por varias zonas del centro de Qatid, donde la policía aumentó la seguridad, ante la posibilidad de actos de violencia y disturbios durante las protestas.

 

Las manifestaciones se extendieron a otras ciudades de Arabia Sudita y el vecino Bahrein, donde la policía lanzó gases lacrimógenos contra varias decenas de personas que se manifestaban contra la ejecución del clérigo chiíta.