Todo sonaba bien:

 

Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no son competitivos en muchos estados con elecciones en 2016 y sólo unidos podrían dar pelea al Partido Revolucionario Institucional (PRI).

 

De los dos, la segunda fuerza es la más débil en contienda.

 

Bien lo dijo el ex subsecretario de Divulgación Ideológica del PRI y neo perredista Agustín Basave:

 

El PRD no gana ninguna gubernatura.

 

No nada más eso:

 

En muchos estados ni siquiera conservaría su registro como partido político.

 

Vea usted tres entidades:

 

En Oaxaca, Gabino Cué es leal al ex priista y ahora panista Diódoro Carrasco, pero partidariamente ligado a Dante Delgado y a su partido, Movimiento Ciudadano (MC).

 

En Puebla, el panista Rafael Moreno Valle no acepta competencia aunque haya llegado con algún respaldo de las fuerzas de izquierda, destacadamente el PRD, el Partido del Trabajo y, obvio, la entonces Convergencia y hoy MC.

 

Y en Sinaloa Mario López Valdez Malova no es ni panista ni perredista y hoy se siente ideológicamente al lado del PRI y del presidente Enrique Peña Nieto.

 

Dicho en otras palabras: el PRD no tiene nada y el PAN lleva mucha ventaja.

 

Nuevas oportunidades malogradas

 

Frente a este panorama, .

 

Eso sería lo de menos.

 

Su problema está en las exigencias.

 

Todavía se siente como la tercera fuerza política del país y por ello intenta imponer condiciones en algunas entidades, sobre todo donde tuvo pasado, aunque no tenga presente y tal vez ni futuro.

 

Un caso: Tlaxcala.

 

Están por decidirse las candidaturas en ese estado y el partido de Agustín Basave pretende imponer prospecto en esa entidad aunque los panistas sean mano y con mucho.

 

Ahí, todos lo sabemos, el PRI perdió en 1999 a manos de Alfonso Sánchez Anaya, un priista con alcurnia pero tránsfuga resentido cuando su partido decidió postular a Joaquín Cisneros.

 

El PRD de Andrés Manuel López lo adoptó y ganó con el apoyo de la ex gobernadora y después dirigente priista Beatriz Paredes Rangel.

 

Hoy el perredismo de Basave vive de esas glorias.

 

Quiere imponer, y es condición de la alianza, a Lorena Cuéllar sólo por ser militante suya.

 

Un despropósito porque la panista Adriana Dávila es con mucho la mejor posicionada, aun sobre Guadalupe Sánchez, precisamente la hija de Sánchez Anaya pero con militancia priista.

 

Pero así están las negociaciones y si el PRD del ex priista Basave no cede, puede malograrse la posibilidad de una victoria en 2016 y facilitar la recuperación del PRI.

 

No es el único estado porque en otros lados hay los mismos conflictos y los mismos riesgos, pero se ve cómo 2016 no es 2010, cuando un PRI sin brújula –entonces a cargo de Beatriz Paredes Rangel, hoy bajo la conducción de Manlio Fabio Beltrones– permitió sonoras derrotas en Oaxaca, Puebla y Sinaloa.

 

Cuentas de 2015 de Mancera y Lozoya

 

1.- Llegado diciembre, es tiempo de hacer balance en muchos lados.

 

Miguel Ángel Mancera siente positivo 2015 porque logró posicionar muchas propuestas suyas, tanto en el país como en el extranjero.

 

Ahora mismo está a instrumentación su reforma política para el Distrito Federal, lo cual convierte a la Ciudad de México en el estado 32 con Congreso propio, y logró subir el salario mínimo general.

 

Pero también posicionó su programa Médico en tu Casa, una estrategia copiada en Estados Unidos, premiada en Harvard, llevada a Kuwait y reproducida en varios estados del país.

 

Y 2.- Emilio Lozoya también celebra éxitos.

 

Descubrió seis nuevos campos en aguas someras (Batsil, Cheek, Xikin, Esah y apenas Tecoalli y Jaatsul), dos en aguas profundas (Hem y Cratos) y dos en territorio continental (Licanto y Licayote).

 

Invirtió 35 mil millones de pesos y logró proyectar mayores producciones para 2016 en campos de Veracruz.