Pensemos en las principales duplas ofensivas de la Liga Premier: Sergio Agüero y Kevin de Bruyne costaron al Manchester City unos 120 millones, Alexis Sánchez y Mesut Özil llegaron al Arsenal por más de 100 millones, Diego Costa y Eden Hazard implicaron al Chelsea más de 90 millones, cifra parecida a la desembolsada por el Manchester United para adquirir a los jóvenes Anthony Martial y Memphis Depay.

 

Bajo ese contexto, ahora recapacitemos en que la pareja de ataque del líder de la Premier League, fue fichada a cambio de un par de millones de dólares. El Leicester City se hizo del actual rey de goleo, James Vardy, por poco más de millón y medio de dólares, al que añadió a su pasador estrella, Riyad Mahrez, por otro medio millón.

 

Cifras del todo ajenas al trajín actual del futbol europeo, en el que los grandes equipos difícilmente compran a un futbolista de mediana estelaridad por menos de veinte o treinta millones de dólares. Más aun, el balance de ingresos-egresos por llegada y salida de jugadores del Leicester, fue de apenas unos quince millones de dólares en contra (cantidad gastada por los gigantes en meras comisiones por contrataciones).

 

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La diferencia de posibilidades económicas es inmensa, aunque hasta el momento el Leicester ha conseguido sobreponerse a todo para escalar a lo más alto de la Premiership. Si el torneo se dirimiera con base en presupuestos, el Leicester estaría condenado a pelear por no descender (como todavía siete meses atrás); afortunadamente, pese a que suele ser así, no siempre es así.

 

No deja de ser curioso que la presente temporada haya comenzado en desastre para este equipo proveniente de las Midlands inglesas (sí, muy cerca de los bosques de Sherwood de Robin Hood). Su director técnico, Nigel Pearson, de espléndido trabajo tras ascenderlos en 2014 y mantenerlos en la máxima categoría en 2015, debió dejar el cargo a causa de un escándalo protagonizado por su hijo.

 

Claudio Ranieri, entrenador de larguísima trayectoria pero cuyos mejores años parecían lejanos, entró como relevo. Él es por ahora el artífice de este sueño. Con él, un delantero que estaba hace tres años en categoría semiprofesional, lleva diez partidos consecutivos anotando y ha llegado a la selección inglesa con 28 años. Con él, las cifras millonarias se convierten en asunto relativo y hasta secundario.

 

¿Puede el Leicester City continuar en la parte alta de la tabla? El cotejo ante el United despejará buena parte de esas dudas y permitirá realmente dimensionar si ha sido una racha de fortuna o si, en definitiva, ha brotado la mayor de las sorpresas de las grandes ligas europeas.

 

Por lo pronto, disfrutemos con este Robin Hood que desde sus Midlands ha despojado de todo protagonismo a los millonarios de la Premier.

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