Acción de Gracias es el día predilecto de Barack Obama, y por eso hoy, en su penúltima ceremonia del indulto del pavo como presidente de Estados Unidos, perdonó a las dos “víctimas”, bautizadas como Honest y Abe, y otorgó al segundo el título de “Pavo Nacional de Acción de Gracias”.

 

“He de confesar que Honest está para comérselo, pero esto es la democracia”, se encogió de hombros el presidente antes de anunciar ante los congregados en la Casa Blanca que Abe era el escogido por los estadounidenses para obtener el título de pavo oficial.

 

En los días anteriores al evento, los ciudadanos estadunidenses votaron a su favorito al título de entre los candidatos, ambos de más de medio metro de alto y unos 10 kilos de peso, con lo que la ceremonia adquiere un tono más festivo, sin condenas al horno.

 

“Como habrán oído, durante meses se ha librado una fiera batalla entre una banda de pavos que trataban de ganar en su carrera hacia la Casa Blanca”, dijo Obama en la presentación de la ceremonia, y tras una pausa dramática agregó: “Sí, algunos lo habrán pillado”.

 

El Rose Garden de la Casa Blanca, atestado de invitados entre los que se contaban familias con niños, veteranos, marines y hasta un imán, acogió las palabras del presidente con carcajadas.

 

El sol que lucía en la jornada, en lo que puede ser de momento el invierno más cálido en muchos años en Washington, contrastaba con los recuerdos de los dos últimos indultos del pavo.

 

En ellos, la nieve amenazaba con dificultar los desplazamientos, por tierra y aire, de los más de 40 millones de estadounidenses que regresan a sus hogares para la reunión familiar más esperada del año.

 

Sin embargo, lo que no varió esta vez fue que Obama volvió a dar el breve discurso flanqueado por sus dos hijas, Malia y Sasha, que acompañaron a su padre a pesar de la polémica suscitada en 2014 por los comentarios de una asesora del Partido Republicano que reprendió a las adolescentes por “hacer caras durante actos públicos televisados” y les pidió vestir “como si merecieran respeto”.

 

Obama agradeció que sus hijas estuvieran allí “solo para hacerle sentir bien, no porque crean que esto (la ceremonia del indulto del pavo) es algo que debiera hacer”.

 

“Y, saben, a medida que te haces mayor aprecias cuando tus niños te indultan así”, agregó por encima de las carcajadas del público.

 

Pese a la nota de humor, el presidente no dejó de mencionar el sentimiento de agradecimiento que reúne a familias y amigos alrededor de la mesa en estos días, y dio las gracias a los hombres y mujeres que sirven al país, así como él mismo dijo sentirse complacido de hacer.

 

En tiempos difíciles como los que corren, cuando “las noticias del día son tan desalentadoras”, es importante recordar que somos afortunados y ayudar a los que más lo necesitan, como las personas sin hogar, con acciones como el reparto de alimentos que tiene lugar hoy en Washington, así como en todo el país, dijo.

 

Así, el pavo del año, Abe y su segundo en la línea de sucesión de la corona, Honest, pasarán el resto de sus días en paz en una granja en la llamada Colina del Pavo en Morven Park, una granja histórica en la casa del exgobernador de Virginia Westmoreland Davis (1859-1942).

 

El día de Acción de Gracias conmemora desde 1621 la primera buena cosecha de los pioneros ingleses que habían llegado a América a bordo del “Mayflower” y que compartieron con los indios americanos pavo y pastel de calabaza en una celebración de agradecimiento por la bendición divina.

 

La ceremonia del indulto del pavo se remonta al año 1963, cuando el presiente John F. Kennedy perdonó la vida al primero, algo que también hizo en alguna ocasión Richard Nixon, pero fue Ronald Reagan quien en 1987 instituyó el perdón del pavo como una costumbre.