El presidente de la Comisión de Seguridad Pública del Senado de la República, Omar Fayad, se vio en la penosa y ridícula necesidad de recular en su iniciativa sobre delitos informáticos, calificada por los internautas como la “cibermordaza”.

 

“Quemamos el primer texto, no hay problema, podemos construir una iniciativa que responda al problema y que no deje la interpretación de que queremos coartar la libertad de expresión… lo que queremos es combatir un fenómeno que lastima a la sociedad y no dañar derechos que se han conseguido (tras muchos años) de esfuerzo…”, dijo en entrevista con Claudia Guerrero, del periódico Reforma. “Ofrezco todas las opciones: Corregir, quitar, aumentar o comenzar de cero una nueva redacción. Si lo que quieren es que la queme, la quemamos, pero que no quede en la conciencia social y en las redes que quisimos hacer un intento de mordaza, eso jamás lo haría”, agregó entre otras sandeces.

 

¡Ay, Omar, cómo crees! Lo que piensan los integrantes de la sociedad es que no tienes lo que dijo Nelson Vargas… ni otras cositas en la azotea.

 

Sin duda, ninguno de los asesores del priista Fayad le advirtió que la iniciativa llamada “Ley para Prevenir y Sancionar los Delitos Informáticos” intenta la misión imposible de legislar sobre el uso de internet, tarea en la que se ha estrellado en el pasado -por buenas y por malas razones- una gran cantidad de auténticos expertos en el tema y no improvisados bisoños ingenuos o mal intencionados, como el hidalguense que quiere “desgobernar” a sus paisanos, agregan los susodichos observadores, quienes sentencian:

 

Montado en su fallida iniciativa, Fayad tendrá que cargar una cruz que lo perseguirá toda su vida, y pasó a formar parte de la extensa lista de priistas que acuñaron frases ya clásicas del repertorio de sandeces políticas: “Las alianzas electoreras del PAN y el PRD son contra natura”, Manlio Fabio Beltrones; “De ese tamaño fue el cochinero” y “Los autores del fraude son la delincuencia organizada”, Óscar Levín Coppel y María de los Ángeles Moreno al referirse respectivamente al desaseado proceso con el que llegó Roberto Madrazo a la Presidencia del PRI; y por supuesto la muda pero elocuente “Roqueseñal”, de Humberto Roque Villanueva, para festejar el aumento del IVA.

 

¡Ay, Omar, ¿pero qué necesidad?

 

Agenda previa

 

¡Ya salió el peine!, exclamaron los observadores políticos objetivos e imparciales que están atentos al proceso de la sucesión en la UNAM, cuando se enteraron que René Drucker Colín, actual secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno del Distrito Federal, mejor conocido como el científico grillo, externó sin tapujos su apoyo al candidato del gobierno a la Rectoría de la UNAM, Sergio Alcocer. Bueno, todo mundo sabe que Drucker no da un paso si antes no consulta a Andrés Manuel López Obrador, que es su jefe y amigo, y quien le prometió en 2012 hacerlo secretario de Ciencia y Tecnología si ganaba la Presidencia de la República. Para los mismos observadores resulta extraño que Andrés Manuel, líder de Morena, y el gobierno coincidan en un candidato a dirigir los destinos de la UNAM, y lo impulsen sin recato alguno.

 

Por cierto, ya que nos referimos a la “grilla” en la UNAM, que conforme pasan los días es más intensa, en la comunidad universitaria circula información en el sentido de que el “gran jurado” -integrado por 15 personajes-, que decidirá quién sustituye al doctor José Narro, sufrió una baja: Óscar de Buen Richkarday, presidente de la Asociación Mundial de la Carretera. ¡Ah chin…!, podría exclamar El Mosh. ¿Y un personaje con estas características qué “vela tiene en el entierro”?, preguntan los espectadores. Pues a lo mejor está encargado de “pavimentar el camino” de los candidatos, responden los malosos. Bueno, eso ya es especulación. Lo interesante del asunto es que Óscar no estará presente el día de la elección porque se fue a Seúl, Corea, para participar en un congreso mundial programado del 2 al 6 de noviembre.