LOS ÁNGELES. La joven ingeniera de origen mexicano Christina Díaz sueña con tomar el testigo de Ellen Ochoa, la primera astronauta hispana en formar parte de una misión espacial, y espera en el futuro realizar viajes como astronauta.

 

“Creo que es muy emocionante ir adonde nadie ha ido antes y adonde muy pocos han ido”, aseguró a EFE esta ingeniera aerospacial que trabaja en las instalaciones de la NASA, en Pasadena (California, EU).

 

La hispana explicó que estos exploradores espaciales obtienen una “visión global” y privilegiada del lugar que el planeta ocupa en el espacio exterior, y por ello es a la vez “una lección de humildad”.

 

“Te das cuenta de que la razón por la que exploramos, la razón por la que deberíamos ser amables con otros, es porque éste es el único lugar que tenemos”, manifestó esta joven de 25 años, nacida en Los Ángeles, y que integra una generación de mujeres hispanas que busca destacar en un territorio de mayoría masculina.

 

A diferencia de muchas latinas interesadas en carreras técnicas, pero que no encuentran el respaldo familiar, Díaz contó con el apoyo de su padre, un ingeniero, y su madre, una emprendedora, quienes siempre la animaron a seguir sus inquietudes.

 

“Siempre fui una niña inquisitiva y curiosa. Me gustaba mirar programas de ciencia, como Cosmos, de Carl Sagan, y Nova, de (la cadena pública) PBS”, recordó la joven, quien siempre supo que “quería ser ingeniera para ayudar a los científicos a estudiar y explorar los misterios del universo”.

 

En el año 2013 Díaz obtuvo un maestría en ingeniería aeroespacial por la Universidad Estatal Politécnica de California, en San Luis Obispo, y en su clase fue la única mujer latina que recibió su título.

 

Poco antes de graduarse recibió una oferta de la NASA y meses después se incorporó a las filas del Jet Propulsion Laboratory (JPL, en inglés) en Pasadena, en donde junto a un equipo de expertos diseña los sistemas e instrumentos que integrarán el vehículo robótico que partirá rumbo a Marte en el año 2020.

 

“Mars 2020 se basa en el éxito del robot Curiosity. Es parte del esfuerzo de NASA para explorar el planeta rojo”, explicó.

 

Se trata de la misión al planeta vecino más ambiciosa en la historia de la exploración espacial. Las dimensiones y la masa del vehículo robotizado son superiores al de cualquier otro que se ha enviado hasta la fecha.

 

La estructura del vehículo explorador incorpora elementos de diseño e ingeniería que ya han funcionado en sus antecesores, los robots Curiosity y Opportunity.

 

La ingeniera relató que la misión busca descubrir si en el pasado existió vida en Marte, además de estudiar si las condiciones del planeta son apropiadas para enviar una misión tripulada e instalar una base permanente en su superficie.

 

“Yo creo que a lo mejor en veinte años vamos a estar allí caminando en la tierra de Marte. Y si soy yo me dará felicidad”, reconoció Díaz.  DM