Sí, Joseph Blatter ha caído. Sí, el hombre que podía gobernar al futbol como quisiese y reducir toda acusación a malentendido, ha sido separado de su cargo. Sí, el directivo omnipotente que semanas antes de su reelección en 2011 repartió millones a los votantes con dinero de FIFA sin mediar autorización o conflicto alguno, hoy ya no duerme como presidente del balón.

 

Impensable, pero semanas atrás, cuando el que se desplomó fue su brazo derecho, Jerome Valcke, ya habíamos dicho que el tsunami estaba en su puerta misma y Sepp no ha conseguido escapar más. Tampoco, y en este momento resulta de mayor impacto, el titular del futbol europeo y primordial candidato para relevarlo, Michel Platini.

 

EFE_FOTOLATI (2)De hecho, podemos decir que se han desmoronado juntos, como si conformaran el mismo monolito. Es el pago de Blatter a Platini de 2011 el que los tiene sometidos a escrutinio, sobre todo porque en ese específico año el francés partía como gran rival y crítico del suizo, pero repentinamente y justo por los días en los que se efectuó la transferencia bancaria, decidió no postularse y apoyar públicamente la reelección de Sepp.

 

El primero de los dinosaurios de FIFA que años atrás iba a caer, será finalmente el que apague la luz cuando termine esta era. Issa Hayatou, quien encabeza desde 1988 al futbol africano y quien antes que nadie estuvo acusado de corrupción (causa por la que se le vetó con anterioridad de un cargo vinculado a Juegos Olímpicos), es hoy el presidente interino de la FIFA.

 

En este torrencial 2015 han sido suspendidos integrantes del Comité Ejecutivo de la FIFA que votaron por Rusia 2018 y Qatar 2022 como Jack Warner, Chuck Blazer, Mohammed bin Hammam, Ricardo Teixeira o Nicolás Léoz, a quienes se añadió el sudcoreano Chung Mong-Joon, hasta este jueves postulado a la presidencia de la FIFA.

 

Contemplada esta especie de caída colectiva en la planta más alta del futbol, tengo la impresión de que el cambio tiene que propiciarse con personas ajenas al organismo. Alguna figura honoraria y respetada moralmente que ame al futbol sería idónea para salir de esta tormenta.

 

Mientras eso no suceda, el príncipe jordano Ali bin Hussein toma fuerza para las elecciones de febrero. Michel Platini batallará legalmente por no ser excluido, aunque parece condenado al fracaso: posicionarse como candidato de la transparencia y reforma con esos antecedentes, es simplemente imposible (a menos que el deseo de quienes votan continúe siendo todo menos transparencia y reforma).

 

El Mundial 2018 luce demasiado próximo como para que los rusos teman perderlo, pero la salida del binomio Blatter-Valcke representa un fuerte golpe para este país. Perseguido por Estados Unidos, Unión Europea e incluso su natal Suiza, Sepp siempre fue arropado por el Kremlin (y devolvió con creces todas las cortesías). Al tiempo, el Mundial 2022 se tambalea con el descarrilamiento de Platini, quien de haber llegado a la presidencia hubiera protegido a Qatar habiendo sido él mismo uno de los mayores promotores del Emirato (casualmente, su hijo tiene un alto puesto ejecutivo en empresas del Emir y el propio ex futbolista otorgó su voto prometido a Estados Unidos a los qataríes tras una reunión en la que también estuvo Nicolás Sarkozy).

 

Esto no ha terminado y de aquí a los comicios de febrero es de esperarse absolutamente todo, aunque, a este ritmo, para entonces ya no quedará por quien votar.

 

Don Teodoro Cano, maestro del periodismo deportivo mexicano, admitía sin dudar este jueves: estamos ante el mayor escándalo en la historia de la gestión del deporte.

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