Nuevo libro y nueva bomba de Sir Alex Ferguson: confirmar que su elegido para relevarlo como director técnico del Manchester United, no fue nadie más que Josep Guardiola.

 

Según relata, “Cené con Pep Guardiola en Nueva York en 2012, pero no pude efectuarle alguna propuesta directa porque mi retiro todavía no estaba definido en ese momento. Él ya había ganado una cantidad envidiable de trofeos con el Barcelona y yo lo admiraba mucho. Le pedí a Pep que me llamara antes de aceptar una oferta de otro club, pero no lo hizo y nos reventó incorporándose al Bayern Múnich en julio de 2013”.

 

A eso se añade la noción de que David Moyes, cuyos resultados fueron tan malos que no culminó su primera temporada, apenas fue una especie de último recurso. “Resultaba evidente que José Mourinho se había comprometido con Roman Abramovich para regresar al Chelsea y que Carlo Ancelotti lo relevaría en Real Madrid. También sabíamos que Jürgen Klopp estaba feliz en Borussia Dortmund y que firmaría un nuevo contrato. Al tiempo, Louis van Gaal había asumido a los holandeses para tratar de ganar el Mundial 2014”.

 

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No obstante, el efímero Moyes pudo contemplar por largos meses en el graderío de Old Trafford, una inmensa pancarta que lo calificaba como “el elegido”.

 

Cuando nos encontramos a unos nueve meses de que termine el contrato de Guardiola con el Bayern –y dándose por hecho que no lo renovará– pareciera que sólo una coronación en la presente Champions League refutará la sensación de que la decisión de Pep no se probó del todo exitosa. Por supuesto, logró imponer su sello a un equipo muy distinto a su Barcelona y no han sido pocos los títulos conquistados (hasta el momento, dos Bundesligas, una copa, una supercopa europea y un Mundial de clubes). Sin embargo, a la distancia da la impresión de que las resistencias culturales y directivas han sido un freno para que el Bayern se convierta con precisión en lo que el DT catalán soñaba.

 

¿Cuánto de eso habría cambiado de efectuar esa llamada a Mánchester? Imposible calcularlo, porque el plantel del United lucía todavía menos propicio que el muniqués para plasmar los conceptos de Pep (por contraparte, su esquema de gestión sin duda le habría dado mayor libertad para hacer y deshacer).

 

Desde un principio tuve la impresión de que Guardiola decidía continuar su carrera en la capital bávara por la perfección de sus rutinas, por la impecabilidad de sus procesos, por ser una institución manejada estricta y espléndidamente por ex futbolistas e, incluso, por las similitudes entre Barça y Bayern en su orgullo regional, en lo que representa el equipo de futbol para diferenciarse del resto en el país.

 

Voces cercanas al Bayern han sido muy críticas en algunos momentos. Matthäus, Effenberg, el mismísimo patriarca Beckenbauer, manifestaron su aversión a la forma de trabajar y dirigir de Pep, quien, pese a todo, no ha claudicado y continúa adelante con su estilo.

 

¿Cómo habría resultado su estancia en el United, justo en el delicado año que siguió al retiro de Ferguson? Meras y absurdas especulaciones, pero yo no creo que mucho mejor.

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