BERLÍN. La canciller alemana, Angela Merkel, dará un giro a la política de refugiados para favorecer su incorporación al mercado laboral, ante la previsible llegada de al menos 800,000 solicitantes del asilo y como factor integrador en su sociedad.

 

Dos visitas relámpago seguidas -a un centro de acogida del barrio periférico de Spandau y a una escuela del distrito multiétnico de Kreuzberg- reflejaron hoy la doble estrategia activada por Berlín para convertir a los actuales refugiados en futuros ciudadanos.

 

En Spandau, Merkel insistió en la necesidad de acelerar la evaluación de las solicitudes y, con ello, las posibilidades de una rápida incorporación al mercado laboral, previa la oportuna capacitación, para quienes llegan al país buscando refugio.

 

En Kreuzberg visitó una de las llamadas “clases de bienvenida”, donde cientos de menores aprenden alemán y otras materias desde posiciones de partida muy distintas, que van del práctico analfabetismo a quienes fueron escolarizados en su país de origen.

 

“No puedo más que felicitar a cuántos trabajan aquí por su trabajo. Asumen con gran compromiso una labor integradora envuelta en enormes dificultades, mientras día a día llegan al país miles de nuevos solicitantes”, dijo la canciller desde el patio de la escuela.

 

Fueron unas visitas muy distintas a la realizada quince días atrás a un centro de refugiados de Heidenau (este), en un ambiente enrarecido por los ataques xenófobos contra albergues de asilados y donde la canciller fue abucheada por cientos de ciudadanos.

 

A Merkel se la aplaudió hoy al llegar a Spandau, mientras que en Kreuzberg fue acogida con simpatía, según relataron profesores y alumnos al término de la visita, en la que no se autorizó la presencia de cámaras.

 

La canciller, que lleva días insistiendo en que la acogida de refugiados es “asunto de máxima prioridad” para su Gobierno, incidió hoy en el propósito de establecer canales ágiles entre la Oficina de Empleo y el departamento de Migración.

 

La ministra de Trabajo, la socialdemócrata Andrea Nahles, informó por su parte, en una comparecencia ante el Parlamento (Bundestag), que se destinarán hasta 1,100 millones de euros a la integración en el mercado laboral del colectivo.

 

“El destino de todas las persona será tomado en serio”, afirmó la canciller, para quien en esa consideración entran tanto los niños por escolarizar como los adultos que buscan trabajo.

 

Los desafío logísticos son enormes, recordó Merkel, mientras su vicecanciller y ministro de Economía, además de líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, informaba ante el Bundestag de que en lo que va de año han llegado al país 450,000 solicitantes.

 

Sólo en los primeros ocho días de septiembre Alemania ha recibido 37,000 peticionarios, que serán distribuidos en los 16 “Länder” por un sistema de cuotas similar al que la Comisión Europea (CE) quiere imponer entre los miembros de la UE.

 

Los cálculos se han disparado y a los 800,000 pronosticados a finales de agosto por el departamento de Interior para todo 2015 se sumarán, cuando menos, los más de 31,000 que la CE asignó a Alemania dentro del contingente de 160,000 llegados en los últimos a Italia y Grecia y que precisan ser reubicados.

 

Merkel ha prometido que Alemania asumirá con responsabilidad esa tarea desde su posición de primera economía europea y apuntalada en su saneado mercado laboral.

 

Gabriel, por su parte, aseguró a principios de semana que el país está en disposición de asimilar a medio millón de refugiados por año, cifra que se corresponde con el cómputo de los que presumiblemente lograrán ese estatus en 2015.

 

El giro en la política de refugiados supone casi una ruptura respecto a lo que fue la práctica en los 90, con el alud de refugiados procedentes de los Balcanes.

 

En 1992 se alcanzó la cifra récord de 438,000 peticionarios, de los cuales dos tercios regresaron -voluntariamente o no- a sus países de origen tras el fin del conflicto.

 

El propósito de Merkel ahora es convertir a unos refugiados teóricamente temporales en ciudadanos integrados, de acuerdo a las demandas de mano de obra del país y a sus necesidades demográficas.