OVIEDO. España asaltó el liderato del Grupo C en un duelo decisivo ante Eslovaquia, a la que anuló con su fútbol de toque, recuperando la brillantez del pasado en un primer acto en el que los tantos de Jordi Alba y de Andrés Iniesta, de penalti, plasmaron una superioridad que acerca la Eurocopa 2016.

 

 

Era el momento de enterrar las dudas de la fase de clasificación y recuperar el brillo de un grupo de jugadores acostumbrados a ganar, que en el último Mundial recibieron un disparo a su autoestima. Eslovaquia y su perfecta fase de clasificación no tenía nombre para llenar el Carlos Tartiere pero sí para motivar a los internacionales españoles que vengaron la derrota de Zilina.

 

España recuperó la mejor de sus versiones con futbolistas que dan un paso al frente en responsabilidad ante la ausencia de antiguos iconos. Nadie podrá ser Xavi en el fútbol de toque pero su herencia la interpreta mejor que nadie Iniesta, asociado al crecimiento de David Silva como líder absoluto del Manchester City aplicado a la Roja y un Sergio Busquets inconmensurable, dueño de todo en el campo.

 

El toque con velocidad y profundidad con los laterales convertidos en extremos. La presión alta y asfixiante para robar con rapidez y ser dueños de la posesión. La libertad para inventar de Cesc a los movimientos a los espacios de Pedro y Diego Costa. La baraja de variantes ofensivas dejaron a Eslovaquia minimizada al máximo. Su dibujo 4-5-1 se vio superado y su esperanza al contraataque no tuvo el premio de la ida.

 

Porque España perdió en los últimos minutos de Zilina por ser ambiciosa y buscar el triunfo tras empatar. Sorprendida por la velocidad al contragolpe. Y así estuvo a punto de nuevo de verse por detrás en el marcador. Un exceso de confianza de Sergio Ramos, que en ocasiones olvida que es el último defensor, provocó la pérdida de balón y la oportunidad para Mak, veloz para plantarse ante Casillas pero cruzar en exceso su disparo con todo para marcar.