A pesar de las grandes superproducciones que ha realizado Hollywood en los últimos 15 años, entre las que se encuentran las múltiples películas de superhéroes que han visto la luz (Batman, Spider-Man, el universo de Marvel), o sagas como Harry Potter, el mundo sigue fascinado por ver en la pantalla grande historias que involucren a las que son, quizá, las criaturas más socorridas en la historia del cine: los dinosaurios.

 

Desde Lost Continent (1951) o Viaje al Centro de la Tierra (1959), los dinosaurios han cautivado la imaginación del público, pues sus historias confrontan en la pantalla a dos especies que jamás vivieron juntas, dinosaurios y humanos (aunque hay algunas teorías recientes que señalan que esto sí pudo haber ocurrido), y la relación depredador-víctima entre ambos.

 

COLUMNA MUNDO JURASICO

 

Pero la percepción acerca de estos grandes animales que alguna vez dominaron la Tierra cambió gracias a Steven Spielberg y Parque Jurásico (1993), que gracias a la historia de Michael Crichton puso a hombres y bestias no sólo en contacto directo, sino a los primeros como creadores de los segundos gracias a la tecnología genética.

 

Pero Spielberg no sólo logró una de las películas más taquilleras en la historia, sino algo más importante: generar un renovado interés a nivel mundial acerca de los dinosaurios, el cual abarcó desde los niños en las escuelas hasta científicos e instituciones, que se dedicaron a descubrir más datos de estas criaturas. Más allá de las dos secuelas fílmicas (Mundo Perdido, 1997) y Parque Jurásico III (2001), series de TV (siendo la más exitosa la británica Walking with Dinosaurs), juguetes, libros, documentales, exposiciones, simposios y demás, la fascinación por los dinosaurios sigue más que viva.

 

Y qué mejor ejemplo de ello que la inesperada respuesta del público cinéfilo, que acaba de convertir a Mundo Jurásico (dirigida por Colin Trevorrow y producida por Spielberg) en la tercera película más taquillera de la historia tanto en Estados Unidos como a nivel mundial, superada sólo por Avatar y Titanic, ambas de James Cameron.

 

El hecho de que el filme protagonizado por Chris Pratt y Bryce Dallas Howard (del cual se acaba de anunciar la secuela para el 22 de junio de 2018) esté rompiendo todos los récords de taquilla y cautivando a nuevas generaciones, superando a filmes como Rápido y Furioso 7 o Avengers: Era de Ultrón, es un indicativo de que el cinéfilo gusta de vivir, a través de la pantalla, una especial relación con estos fascinantes seres ya extintos.

 

¿La historia? Es lo de menos. A nadie le importa en realidad ver un romance bien desarrollado o que lo mostrado sea científicamente correcto. Una vez desatados los dinosaurios y con los humanos como su potencial carnada principal, el instinto de supervivencia es el que se impone. Esa emoción no la puede dar nada que no sea una película, y Mundo Jurásico cumple con ello de manera sólida.

 

Jean-Luc Godard decía que “el cine es el más hermoso fraude en el mundo”, pero “fraudes” como el de los dinosaurios fílmicos, que no existen y son generados a través de computadora, han hecho que el cinéfilo se vuelva a emocionar y hacer contacto con su parte infantil. Ese es el gran mérito de Spielberg y compañía. Si las nuevas generaciones, acostumbradas a grandes efectos especiales y que no son fáciles de sorprender, se han asombrado con Mundo Jurásico, quiere decir que los dinosaurios, nos guste o no, seguirán reinando en el mundo por varios años. En el mundo del cine, ha iniciado una nueva era jurásica.