Una economía al margen en la Liga Premier.

 

Nadie duda que Raheem Sterling es un buen delantero con importante margen de crecimiento dados sus 20 años. No obstante, hubiera sido difícil hallar algún equipo no británico que se acercara a los 76 millones de dólares que pagó Manchester City a Liverpool a cambio de sus goles. De hecho, ni siquiera habría tenido sentido que se desembolsaran por él ni 50 millones.

 

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Ahora crece la posibilidad de que el mediocampista belga Kevin de Bruyne incorpore al mismo City por una cifra similar. Interesante volante ofensivo, elemento peligroso por la banda, pero nada que justifique algún cheque mayor a los 40 millones. Máxime si los intentos de De Bruyne en la Premiership no han funcionado (pasó con poco éxito por el Chelsea) y que sus mayores logros son en la Bundesliga. Sabedor de la manera en que gastan los ingleses, el Wolfsburg ha desechado una oferta por 62 millones de dólares y exige unos 78. Evidentemente, nos estamos (o, más bien, se están) volviendo locos.

 

Así como la economía británica es distinta y más complejo en relación con la europea, la economía futbolística de la Premier se mantiene en un plano diferente. Eso, además, se potencia por dos factores: por un lado, la cantidad de oligarcas y jeques dispuestos a saciar a cualquier precio los deseos de sus directores técnicos; por otro, el nuevo contrato de televisión firmado por los equipos ingleses que les reportará unos ocho mil millones de dólares por tres años.

 

Lo anterior, infla e incluso revienta el mercado. Bajo tales parámetros no habremos de sorprendernos demasiado al escuchar que el delantero Christian Benteke pasó de Aston Villa a Liverpool por unos 50 millones de dólares. Otro prolífico atacante con juventud y talento, aunque por esa cifra suponemos que sería posible comprar a alguno de los grandísimos goleadores de ligas como la española o la italiana. Por citar dos ejemplos, casualmente ambos colombianos y, desde mi perspectiva, actualmente superiores tanto a Sterling como a Benteke: Carlos Bacca costó al Milán 30 millones de dólares y Jackson Martínez 38 millones al Atlético.

 

Luego vienen numerosos factores como la edad y el potencial para explotar su imagen, circunstancias que de ninguna forma pueden cifrar la diferencia en tamaña dimensión.

 

Como colofón, podemos creer que algo sea cierto en la presunta oferta del Manchester United por el alemán Thomas Müller, filtrada en unos 109 millones de dólares. Si esta fuera cierta, no dudo que el Bayern le venderá; fenomenal atacante, con carácter, recursos, gol, presencia, margen de superación… pero a esa cantidad un club como el Bayern le dejaría salir.

 

Así es el futbol en libras esterlinas. Así se gasta en la Liga Premier. Así intentan los clubes ingleses dominar, de momento sin éxito, la Liga de Campeones de Europa, en la que apenas tienen dos títulos en los últimos diez años.

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