ESTRASBURGO/BRUSELAS. Demasiados cambios en pocas horas. El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, intervino como orador en el Parlamento Europeo con un tono conciliador a favor de encontrar un acuerdo que permita a Grecia “ver la luz al final del túnel” y evitar la “ruptura” con la UE ante una Eurocámara en la que fue recibido con una mezcla de abucheos y aplausos.

 

“Hace falta llegar a un acuerdo que nos deje ver la luz al final del túnel, con reformas creíbles pero al mismo tiempo que redistribuyan la carga a los que puedan asumirla”, afirmó Tsipras en su primera alocución ante la Eurocámara un día después de que los líderes de la UE le dieran su ultimátum final para evitar el grexit.

 

Precisamente, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, aprovechó para recordarle a Tsipras que solo quedan “cuatro días” para alcanzar un acuerdo, después de que los Veintiocho hayan señalado el domingo como día D.

 

Tsipras, que recordó varias veces a la Eurocámara el mandato “clarísimo y rotundo” obtenido en el referéndum del 5 de julio, destacó que la situación “sin salida” de la economía griega no se debe a los cinco meses que lleva en el cargo sino “a los cinco años de programa que condenaron a la economía griega”.

 

El líder griego, que no habló de las esperadas propuestas concretas que le reclaman las instituciones, sí se mostró a favor de llevar a cabo medidas de redistribución para que la carga de las reformas recaiga sobre “quienes pueden asumirla”.

 

Tercer préstamo

 

Alexis Tsipras envió al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) su petición para un tercer programa de ayuda.

 

El MEDE y el Banco Central Europeo analizarán si hay riesgo para la estabilidad financiera de la zona del euro, así como la sostenibilidad de la deuda pública y las necesidades reales o potenciales de financiación de Grecia, tras lo que la eurozona debatirá si concede o no la ayuda al país.

 

De acuerdo a información publicada por el periódico El País, el monto del préstamo asciende a los 50 mil millones de euros.

 

Grecia debe ya a sus acreedores internacionales unos 242 mil millones de euros, una cifra que incluye los préstamos de dos rescates anteriores que concedieron los países de la eurozona y el FMI, al igual que otros bonos en manos del BCE y de bancos centrales del área del euro.