GUAYAQUIL, Ecuador. El papa Francisco exhortó a los fieles a priorizar el amor por la familia habló del valor de la familia, al amor y el perdón en su primera homilía el lunes en el gigantesco parque Samanes, en medio de una multitud profundamente conmovida que aplaudía constantemente.

 

En ese sitio el sumo pontífice, tras la lectura de las bodas de Caná, comparó el vino con el amor y pidió a los cientos de miles de fieles que no permitan que en sus hogares falte el amor.

 

“¿Cuántos de nuestros adolescentes y jóvenes perciben que en sus casas hace rato que ya no lo hay?. ¿Cuánta mujer sola y entristecida se pregunta cuándo el amor se fue, se escurrió de su vida?. ¿Cuántos ancianos se sienten dejados fuera de la fiesta de sus familias, arrinconados y ya sin beber del amor cotidiano?”, se preguntó el pontífice.

 

Destacó el papel de la mujer en la familia e incluso recordó una anécdota de que en alguna ocasión le preguntaron a su propia madre que a cuál de sus cinco hijos quería más. “Y ella dijo: ‘como los dedos, si me pinchan este me duele lo mismo que si pinchan este”, refirió el papa mientras tocaba su mano. “Una madre quiere a sus hijos como son”, expresó.

 

La multitud, dividida en 30 bloques, algunos de los cuales lucían a media ocupación, escuchó con profunda devoción a Francisco.

 

“Lo más lindo, lo más bello y lo más profundo para la familia; está por venir. El mejor de los vinos está en la esperanza de cada persona que se arriesga al amor. En la familia hay que arriesgarse al amor”, afirmó Francisco.

 

Poco antes estuvo en el Santuario de la Divina Misericordia, donde oró con cientos de enfermos oncológicos, ancianos y gente muy pobre con quienes bromeó al ofrecer no cobrar por su bendición.

 

“Antes de irme, les doy la bendición. No les voy a cobrar nada, pero les pido por favor que recen por mí, ¿me lo prometen?” y la gente respondió al papa con un sonoro ¡Sí!

 

A su arribo a Guayaquil el papa fue recibido en el aeropuerto de esa ciudad por el vicepresidente Jorge Glass, el canciller Ricardo Patiño y el alcalde Jaime Nebot, quien le entregó las llaves de la ciudad, una joya diseñada con un topacio, perlas oro y plata.

 

Ecuador es la primera parada del papa en una gira que lo llevará también a Bolivia y Paraguay, tres de los países más pequeños y pobres de Sudamérica.

 

En Samanes, donde las autoridades estimaron la presencia de centenas de miles personas, la sensación térmica llega a los 39 grados centígrados y los bomberos cada cierto tiempo lanzan agua sobre la multitud, algunos de los asistentes fueron atendidos por insolación.

 

Guayaquil, ubicada a 270 kilómetros al suroeste de la capital y la más poblada del país con 2,5 millones de habitantes, no estaba en los planes iniciales de la visita de Francisco, quien alteró su agenda para encontrarse con los feligreses de esa ciudad.