Difícil exigir una proeza o siquiera esperarla, cuando desde la cancha no se envían argumentos sólidos que nos impulsen a creer.

 

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Así se encuentra buena parte de la afición mexicana de cara al cotejo de este lunes ante el anfitrión Chile. México, que en los últimos años se ha hecho experto en sobrevivir a la afición local en un gran evento (empate con Sudáfrica en 2010 y, sobre todo, con Brasil en 2014), llega con más dudas que certidumbres al césped del Estadio Nacional de Santiago.

 

A Bolivia se le tenía que haber ganado; con los que militan en Europa o con los que lo hacen en la Liga MX, con los consagrados o con las promesas, con los veteranos o con los menos rodados. Se le tenía que haber ganado porque eso implicaba casi garantizar la calificación a Cuartos de Final y porque es con diferencia el equipo más débil de Sudamérica, el que más se ha estancado, el que menor progreso ha mostrado.

 

Empate a cero, no exento de sustos como su disparo al poste mexicano y con el añadido de perder a Rafael Márquez para lo que queda de la primera ronda (ojalá haya más para el Tri).

 

Chile no hizo el mejor futbol que se le conoce en el debut frente a Ecuador, aunque sus individualidades bastan y sobran para sacarle de enredos. Arturo Vidal, Alexis Sánchez, Gary Medel, Jorge Valdivia, tienen una sociedad consumada, tan distinto a lo que Miguel Herrera parece obligado a improvisar.

 

La otrora copa de las ilusiones, es hoy incómoda para México. Pocos podían engañarse con aquello de que disponemos de 50 futbolistas de tamaño nivel. Peor todavía, expuestos a jugar con mínimo conocimiento previo.

 

Lo lógico es que Chile se imponga este lunes. En todo caso, no descarto que el Tri resista, aunque para ello no son suficientes estoicismo y aplicación, sino más ideas, más contundencia, más futbol (o, al menos, algo de futbol).

 

Difícil reto el de quienes fueron elegidos para la Copa América: probar que tienen nivel de Selección, hacerlo ante algunos de los mejores jugadores del mundo (no el viernes pasado, sí este lunes) y con limitada conjunción.

 

Raúl Alonso Jiménez volverá a ser titular, pero lo que necesita es más complejo: volver a ser sí mismo. Nada fácil tras tanta inactividad, tras la consecuente caída de confianza, tras la urgencia de mostrarse válido. Su mejor aliado llegará por la banda izquierda. Jesús Tecatito Corona es un bálsamo: profundo, hábil, audaz, técnico, rápido. Si logra que esas condiciones sean menos intermitentes, habremos encontrado no sólo un argumento en esta árida Copa América, sino en definitiva para el futbol mexicano.

 

En fin. Otra vez contra el local. Si no con el futbol de Brasil 2014, ojalá que al menos con la personalidad. Eso, con equipo A o B, con consagrados o jóvenes, no tiene porque variar.

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