El avistamiento de luciérnagas es un espectáculo que nos regala la naturaleza una vez al año y en México es el municipio de Nanacamilpa en el Estado de Tlaxcala, la sede ideal para llegar hasta el en compañía de toda la familia durante la temporada, entre junio y julio.

 

Nanacamilpa se encuentra a 100 kilómetros aproximadamente de la Ciudad de México y justo durante la temporada de avistamiento, el centro del pueblo celebra el Festival Cultural Nacional de la Luciérnaga, festival donde se ofrecen talleres sobre repujado, papiroflexia, pintura, tallado en madera, cartonería y otros.

 

Nanacamilpa es una población que nos solo está ligada a las luciérnagas, pues el pulque es parte fundamental del desarrollo de la región, además de ser un atractivo turístico importante y el lugar ideal para iniciar la aventura del avistamiento de luciérnagas.

 

El comienzo

 

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Foto: Especial

 

 

La experiencia inicia en la Hacienda Pulquera San Bartolo, donde se conoce el proceso de la elaboración de la bebida más emblemática del estado en una hermosa Hacienda del siglo XVI, donde se realiza un recorrido guiado en sus instalaciones.

 

Posteriormente hay que dirigirse al Rancho San Isidro, un rancho magueyero donde se puede tomar una clase didáctica sobre la elaboración del pulque. También se puede probar el aguamiel recién salido del maguey y posteriormente degustar un rico almuerzo al aire libre con carne cocinada en hornos de tierra y envuelta en la misma planta.

 

Foto: Especial

 

 

Recorridos

 

Después de la comida hay que trasladarse hasta el bosque donde comienza la aventura, el recorrido desde el rancho hasta ahí es no mayor a 20 minutos. El bosque cuenta con un kiosco en el que los servicios básicos están garantizados, baños, alimentos y hasta una zona de cabañas están a disposición de los visitantes.

 

Foto: Especial

 

 

La hora correcta para iniciar la aventura en el santuario de las luciérnagas es por la tarde noche, alrededor de las siete de la tarde.Los guías son personas que han crecido en los bosques y son conocedores ancestrales de estas tierras, ellos son los acompañantes indispensables.

 

Una vez instalados, hay que esperar a que el bosque oscurezca y con la humedad de la noche la experiencia está garantizada.

 

El regreso al kiosco de bienvenida es toda una aventura, pero si somos pacientes y cuidadosos, a su regreso les esperara una merienda tradicional, en medio de un ambiente musical que invita a bailotear por un tiempo antes de irnos a descansar.

 

Foto: Especial