Finalmente leí el libro Perdón, de Chiquis Rivera, y quedé impactada porque de niña sufrió bastante y sigue en pie, tratando de gozar la vida, aún en medio de tanto dolor. Muchos no podrían ni con la mitad de lo que a ella le pasó; nació para luchar, para demostrar su inocencia y para probar que ella es tan importante como los demás y, como dijo, “yo soy más que un chisme”.

 

columna chiquis rivera

 

A su corta edad ha vivido situaciones extremas, como el abuso sexual, pues durante varios años su padre la visitaba por las noches y, además, otra mujer, de la cual no quiso revelar el nombre, la obligaba a ciertos juegos sexuales.

 

Después vinieron pleitos con su madre que no pudo aclarar, porque el fallecimiento de Jenni sorprendió a todos, hubo diferencias con la familia y tantos incidentes podrían tenerla en medio de algún vicio; sin embargo, sigue buscando un lugar en este mundo y una razón para vivir tranquila, sin culpas, ni remordimientos.

 

Su historia no fue fácil. Vivieron en medio de la pobreza, Jenni la tuvo a los 15 años y batalló mucho para poder mantenerla. Y no la podemos culpar, pues con lo que pasó sus años de adolescencia estuvieron llenos de rebeldía, le robaron su inocencia y luego su madre la culpó de quitarle al marido.

 

Levantar la cabeza y mirar a la gente a los ojos ha requerido de toda su entrega y corazón para corregir lo que ha hecho mal y para perdonar a quienes le han hecho daño.

 

Actualmente promociona su disco Ahora, donde 12 de los 14 temas son de su autoría, sabe que lo suyo es cantar y desea alcanzar la fama.

 

En Estados Unidos su libro se ha vendido bien y pide que lo lean, no que le crean, pero que por lo menos sepan su versión, ya que Jenni Rivera le cerró las puertas y le negó el derecho de dar una explicación. Chiquis nunca sostuvo un romance con su padrastro, Esteban Loaiza, pero tenían tan buena relación que eso provocaba los celos de su madre.

 

Algo interesante que señala en su libro es que los famosos siempre están rodeados de mucha gente que sólo les dice las cosas buenas y les envenenan el alma para que crean en ellos y les tengan confianza, así aseguran su trabajo durante más tiempo y no les importa si por cuidar su chamba, perjudican a alguien.

 

Jenni era una mujer dulce y cariñosa, pero ante las adversidades era dura e implacable. Esa era la imagen que la gente conocía, algunos hasta miedo le tenían y nadie se atrevía a contradecirla porque les iba muy mal.

 

En fin, Chiquis tiene derecho a vivir su vida y ojalá lo logre, dejando atrás tantos golpes. Le decía que le tocó lo duro y tupido y es tiempo de las buenas épocas.

 

Ahora está enamorada y sigue al cuidado de sus hermanos menores. Se cambiarán de casa porque viven en una mansión, los gastos son elevados y la entrada de dinero no es la misma. Así que a casi tres años de la partida de Jenni, al fin se van acomodando las cosas. ¡Suerte, Chiquis!

 

Hay más… pero hasta ahí les cuento.