KEY BISCAYNE. Novak Djokovic conquistó por quinta vez el Masters de Miami al imponerse el domingo 7-6 (3), 4-6, 6-0 al británico Andy Murray en la final.

 

El serbio se apuntó su séptimo triunfo consecutivo sobre Murray, al mostrar más resistencia bajo el calor sofocante en Key Biscayne.

 

Djokovic, primero del ranking, es el único tenista en la rama de hombres que ha completado en tres ocasiones la barrida en Indian Wells y Miami. En Indian Wells, superó a Murray en las semifinales, y lo doblegó también el 1 de febrero, en la final del Abierto de Australia, para cosechar su octavo cetro en un torneo del Grand Slam.

 

Murray ha perdido 12 partidos en fila ante sus principales rivales —Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer— desde que se proclamó campeón de Wimbledon en 2013. De cualquier modo, ascenderá del cuarto al tercer puesto en el escalafón.

 

El escocés logró un quiebre en el último game del segundo set para igualar el partido, pero evidenció la fatiga durante el parcial posterior, en una tarde en que el termómetro alcanzó los 26 grados Celsius (80 Fahrenheit).

 

En la recta final, Djokovic apenas enfrentó resistencia.

 

Murray envió dos débiles disparos de revés a la red en el último set, para perder el saque y quedar abajo 1-0. Dos games después, se salvó de un par de break points antes de sucumbir en otro, nuevamente con un revés a la red, lo que dejó la manga en 3-0.

 

Djokovic no tuvo problema para finiquitar el duelo.

 

El hecho de que Djokovic se haya mostrado menos cansado al final del encuentro de dos horas y 47 minutos resultó sorprendente, sobre todo porque Murray reside en Miami y está más acostumbrado al calor del sur de la Florida.

 

En esta final se enfrentaron dos especialistas en salvar tiros complicados. Como resultado, hubo largos y entretenidos peloteos en los albores del encuentro.

 

La agilidad de piernas de Djokovic fue asombrosa, al deslizarse sobre la cancha dura para alcanzar tiros muy complicados en las esquinas. Murray mostró un esfuerzo igual de encomiable, sobre todo en un maratón de 35 golpes, que definió con un winner de revés.

 

Pero la calidad del juego fue intermitente. La victoria del serbio hubiera llegado antes de no ser porque convirtió sólo cinco de 18 oportunidades de quiebre. Los dos tenistas erraron remates y voleas fáciles, y quedó claro que el sol los deslumbró en ocasiones.

 

OBO