Cuando Arthur Bispo do Rosario necesitaba material para sus obras de arte en la institución psiquiátrica donde vivía, intercambiaba cigarrillos o favores con los guardias. Cuando eso no funcionaba, violentaba a sus compañeros y les robaba sus pertenencias.

 

Bispo do Rosario, a quien le diagnosticaron esquizofrenia, transformaba prácticamente todo lo que llegaba a sus manos, y de todas las maneras posibles, para convertirlo en arte. Así lo hizo por más de dos décadas, cas sin ser reconocido hasta los últimos años de su vida.

 

Ahora se presenta una exposición de sus obras en el antiguo psiquiátrico donde vivió en Río de Janeiro, un hospital que se volvió famoso por los abusos que se cometían en él.