No basta la gran calidad y el trepidante ritmo para que un partido permanezca a perpetuidad en la mente de quienes lo vieron o vivieron. Antes que esos elementos debe de haber alguna circunstancia de drama o épica que torne verdaderamente inolvidable el episodio deportivo en cuestión.

 

En ese rango pondría yo la final del Mundial de Francia 1998, por mucho que haya sido la única en casi cincuenta años en haberse definido por tan amplio margen: victoria de los locales 3-0 por encima de Brasil.

 

Al contemplar los uniformes bleu y verdeamarela sobre el césped del Stade de France este jueves, era inevitable remitirse a aquel partido, pero también al observar como directores técnicos de estas dos selecciones a sus respectivos capitanes en 1998, Didier Deschamps y Dunga, así como al tener en las gradas a las mayores figuras de estos representativos en aquel ya lejano Mundial, Zinedine Zidane y Ronaldo.

 

Demasiadas coincidencias, demasiadas emociones, demasiados reencuentros, aunque esta vez en un amistoso.

 

Desde aquel verano del 98, Brasil no ha vuelto a tener semejante índice de talento; era el equipo de Ronaldo, pero también de Rivaldo, Bebeto, Roberto Carlos, Cafú, Leonardo, Denilson, Edmundo, más Romario que fue cortado del plantel a poco de iniciar el torneo en medio de una gran polémica.

 

Algo parecido podemos decir de Francia, por entonces rebosante en personalidad: Zidane, Djorkaeff, Petit, Karembeu, Dessaily, Deschamps, Blanc, Lizarazu, Thuram, Vieira, los jovencísimos Henry y Trezeguet.

 

Dos selecciones que se reencontrarían en Alemania 2006, en donde el último rayo de luz del virtuosismo de Zidane echó fuera para siempre de los Mundiales al ya veterano Ronaldo.

 

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De aquel partido de 1998, quedan en la memoria los dos goles de cabeza se Zizou y la coronación del equipo más multicultural de la historia (una Francia con ingredientes africanos, asiáticos, polinesios, latinoamerianos, árabes), pero, sobre todo, la incógnita de lo padecido por Ronaldo. Horas antes del partido, el gran goleador brasileño experimentó convulsiones en el hotel; las versiones de lo que precedió a su salida al hospital son muchas, aunque una vez sometido a pruebas neurológicas, se descartó su presencia en el once brasileño (y, de hecho, la primera alineación entregada a la prensa incluía como titular al atacante Edmundo).

 

Minutos más tarde, cuando la selección verdeamarela intentaba concentrarse en el cotejo y no en el enigmático estado físico de su máximo referente, Ronaldo llegó al estadio y fue incluido en la formación. La investigación por el caso llegaría hasta la cámara de de diputados brasileña, mezclado con acusaciones a la multinacional que desde ese Mundial vestía al scratch du oro por haber obligado a que se alineara al apodado “Fenómeno”.

 

¿Qué pasó en Saint Denis en 1998? Que Francia fue campeón mundial por primera vez en su historia y Zidane ascendió al Olimpo del futbol, aunque lo demás, intriga y especulaciones, épica y drama, se mantiene fantasmalmente en el aire de ese suburbio parisino.

 

Este jueves se reencontraron en partido amistoso. Esta vez el Brasil de Dunga derrotó a la Francia de Deschamps. Esta vez, Zizou y Ronaldo se divirtieron presenciando las acciones desde la tribuna. Esta vez, todo tan distinto, otra tensión, imposible siquiera hablar de revancha.

 

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