LA HABANA. Tres meses después del anuncio de su deshielo diplomático, Cuba y EU prosiguen el diálogo sin definir todavía cuándo abrirán sus respectivas embajadas, aunque con el logro de haber establecido un canal de comunicación directo y continuo, que fluye entre la cautela y el optimismo.

 

Ayer ambos países retomaron la conexión aérea directa entre La Habana y Nueva York con un vuelo chárter que tendrá una frecuencia semanal, operado por la agencia de viajes estadounidense Cuban Travel Services (CTS), en el marco del deshielo diplomático en el que avanzan.

 

La línea entre las dos ciudades quedó abierta con un vuelo que salió de La Habana hacia Nueva York, en el que viajaron diez personas a bordo de una nave que había llegado a la isla previamente desde Miami. En febrero pasado, CTS informó de que el vuelo entre Nueva York y La Habana se realizaría en un Boeing 737-800, rentado a la aerolínea estadunidense Sun Country.

 

La compañía turística precisó entonces que se ofrecerían dos tarifas únicas: 849 dólares ida y vuelta, y mil 334 dólares si es clase ejecutiva.

 

Esta conexión se suma a otros nuevos servicios chárter anunciados recientemente entre Estados Unidos y la isla, como la travesía Nueva Orleans-La Habana retomada el pasado sábado, después de 57 años.

 

En el caso de Nueva York y La Habana, en 1999 se realizó el primer chárter directo después de casi 40 años tras la decisión del entonces presidente de EU, Bill Clinton, de autorizar vuelos para facilitar los “contactos personales” entre los dos países, aún en el contexto de la política de “bloqueo” económico de Washington contra la isla.

 

Varias de esas conexiones se perdieron en los años siguientes bajo la presidencia del sucesor de Clinton en la Casa Blanca, George W. Bush, quien aprobó medidas para reforzar el embargo vigente desde 1962 contra la isla y que limitaron los viajes de los cubanos residentes en EU.

 

La inauguración de nuevas conexiones aéreas entre ambos países tiene lugar ahora en el contexto de deshielo diplomático anunciado por Washington y La Habana el pasado 17 de diciembre y en medio de las negociaciones oficiales para normalizar sus relaciones.

 

Fruto de ese acuerdo, en enero pasado, el presidente estadunidense, Barack Obama, anunció una serie de medidas que suavizan el embargo, entre las que figuran la eliminación de ciertas restricciones para que los estadunidenses viajen a Cuba.

 

El actual conflicto diplomático entre EU y Venezuela, uno de los más fieles aliados de la Cuba revolucionaria en el siglo XXI, ha despertado algunas suspicacias en algunos sectores sobre una posible ralentización del diálogo con la isla.

 

Cuba se aprestó a declarar su “apoyo incondicional” a Venezuela pocas horas después de que EU la considerara una amenaza a su seguridad nacional y el presidente Raúl Castro en persona ha viajado a Caracas a la Cumbre extraordinaria de la ALBA de respaldo a su socio bolivariano.

 

También está sobre la mesa la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, algo que podría producirse “pronto”, según dijo la semana pasada un funcionario del Departamento de Estado; aunque la isla ha rebajado el tono sobre esa exigencia histórica y ya no lo impone como requisito para abrir embajadas.